Es muy importante que la madre asuma la crianza con alegría para no transmitirles culpabilidad a sus hijos

Mañana celebramos el Día de las Madres, una ocasión donde se aprovecha no solo para festejar con el ser que nos dio la vida, sino también para valorar su rol en nuestras vidas desde el mismo día de la concepción.

La importancia de ese rol se duplica cuando la madre es soltera. Para hacernos una idea de lo complejo que es y lo que implica esa labor, hemos abordado a la psicóloga Adrian Teonilda de Oleo Montero, directora de la escuela de Psicología de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU).

“Asumir la maternidad sin el apoyo de una figura paterna va más allá de los consabidos retos económicos con los que se asocia ese rol. Por lo general, la percepción de la población se centra en aspectos económicos como son las demandas para cubrir gastos del hogar y necesidades de los hijos, que muchas veces la llevan a involucrarse en una jornada laboral más extendida de lo usual. Es muy importante que la madre estructure las actividades de sus hijos de forma que cuando no pueda dar el seguimiento que requieren cuente, con la ayude necesaria”, explica la profesional.

Necesidades emocionales

Un aspecto quizás menos evidente son las necesidades emocionales de la mujer y de los mismos hijos, destaca.

“En el caso de la mujer que vive sola con sus hijos, estos demandan de una estructura y supervisión de las actividades cotidianas, la cual puede verse afectada por las ausencias de la madre en el día a día, de la vida familiar debido a la carga laboral y la multiplicidad de roles que debe atender, en ocasiones, se suma ausencia de apoyo en la crianza, que puede llevarla a experimentar una sensación de soledad, desamparo, estrés y desgaste en lo emocional. Los hijos pueden interpretar sus ausencias en las tardes mientras realizan sus tareas, en actividades deportivas o reuniones escolares como falta de interés de su progenitora hacia ellos; llegando a expresárselo, lo que puede llevarlas a experimentar culpabilidad”, abunda de Oleo.

Asegura que se puede pensar que la solución ideal para la madre soltera es vivir con sus propios padres, donde puede contar con una red de apoyo de la familia inmediata, “pero esa misma situación pudiera traer conflictos de límites, confusión con las normas, las cuales si no son trabajadas o manejadas adecuadamente pueden desencadenar confusiones de roles y la madre ser percibida como una hermana, generando dudas en los hijos al no saber a quién obedecer y respetar”, aclara un aspecto relevante por lo frecuente.

No obstante dice es vital contar con el soporte de la familia extendida, “lo recomendable es que esta provea apoyo sin descalificar a la madre (criticarla o quitarle funciones) mientras realizan una ayuda importante en la supervisión y cuidado de los niños y adolescentes. También es vital que se definan normas claras.

Por otro lado, recalca que en muchas ocasiones los hijos empatizan con las necesidades emocionales de la madre, perciben sus tristezas, preocupaciones y tensión; llegando a vivenciarlas ellos mismos, afectándose emocionalmente.

¿Cuáles serían las necesidades emocionales de los hijos?

Un mito frecuente es definir a una madre soltera como madre y padre al mismo tiempo, lo cual es irreal; una madre puede asumir ciertas funciones del rol paterno, pero no lo sustituye. En estos tiempos cuando está empezando a estudiarse el rol del vínculo con el padre, porque el apego se relacionaba más con la madre y las investigaciones en materia de masculinidad positiva están rescatando la figura de la paternidad responsable, es cuando más estamos siendo conscientes de la importancia de la figura del padre en la crianza. A ser padre se aprende siendo hijo y la importancia de modelos cercanos de figura paterna son muy importantes para aquellos que crecen sin ellos. Lo conveniente es proveerlos en el mismo círculo familiar de una figura de esa magnitud y así se evita poner en riesgo de vulnerabilidad a los hijos, exponiéndolos a personas desaprensivas, subraya la psicóloga.

Adrian Teonilda De Oleo, psicóloga.

“Varios estudios evidencian que los buenos tratos y cuidados de las figuras con las que se establece el apego, contribuye a la formación de una resiliencia primaria que se traduce como base más sólida para hacerle frente a los problemas de la vida. Esta posibilidad se potencia cuando son dos figuras, las cuales se apoyan mutuamente”, enfatiza.

Para de Oleo, la importancia del padre en la vida emocional va desde su incidencia en la formación de la seguridad, la capacidad de toma de decisiones, la responsabilidad, plantearse metas, hasta la actitud para responder a los estudios.

“Una buena figura paterna sustituta puede ayudar con las necesidades emocionales del hijo de una madre soltera. Es vital que la madre provea estructura en el hogar y tenga definida la red de apoyo para ayudarlos a crecer con seguridad, empoderarse de su rol, no victimizarse frente a los hijos y asumir la crianza con alegría para no transmitirles culpabilidad, sino la sensación de lo que son, un regalo de la vida”, concluye de Oleo.

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