Dedicatoria: A Maximiliano Gómez Horacio (el Moreno) al cumplirse, el 23 de mayo, el cuadragésimo noveno (49) aniversario de su asesinato, en Bruselas, Bélgica, por órdenes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y del 77 aniversario de su nacimiento, un 5 de mayo del 1943. En reconocimiento y homenaje a su valor, dedicación, entrega y aportes al pensamiento y a la acción de la Izquierda Revolucionaria Dominicana y Continental, en los años 60 y 70.

En su columna del periódico El Día, del 1 de mayo de 2020, Rafael Chaljub Mejía publicó un texto bajo el título “Alguna vez ese balance habrá de hacerse”.

En este artículo, el veterano dirigente político de izquierda, hace énfasis en demostrar las variadas dimensiones del plan de contrainsurgencia puesto en marcha en el país, a partir de la imposición de la contrarrevolución y la instauración del gobierno presidido por el Dr. Joaquín Balaguer, el cual caracteriza como “una dictadura militar bajo la dirección política de un civil”.

Como colofón de sus reflexiones sobre el pasado, Chaljub nos propone como tarea pasar balance a estas experiencias, abriendo un conjunto de interrogantes, cuyas respuestas, en su opinión, son un requisito indispensable para aprender las lecciones, reafirmarse en los principios, con el fin de orientar las ideas y la práctica conforme a la realidad de hoy y recuperarse de las pérdidas sufridas.

Me identifico con esa propuesta, y tomando en consideración el estado situacional de la Izquierda dominicana, caracterizado por la dispersión y la división de sus expresiones orgánicas, me atrevo a proponer un procedimiento o método para el abordaje colectivo de esta tarea: constituir un equipo de investigación, estudio, análisis y elaboración sobre el proceso de transición de la dictadura a la democracia, aperturado el 30 de mayo del 1961, con el ajusticiamiento del tirano, y que con la celebración de las elecciones congresuales y presidenciales del 5 de julio de este año en curso (2020) completa casi seis décadas.

Planteo una integración tripartita para ese equipo, con la participación de tres (3) intelectuales y académicos de izquierda; dos (2) delegados representantes, por los espacios orgánicos que se reclaman de Izquierda y cinco (5) delegados representantes de trayectoria histórica en la Izquierda y que al presente sean independientes o milite en otros espacios políticos nacionales.

Para facilitar el inicio, a la mayor brevedad posible, de los trabajos de ese equipo, sugiero dividir su objetivo de estudio e investigación en cinco tramos o etapas:

1. Los años cuando vivíamos en peligro (1961-1965).
2. Los Doce Años de Joaquín Balaguer (1966-1978).
3. Los gobiernos del PRD, el de don Antonio Guzmán y el de Salvador Jorge Blanco (1978-1986).
4. El retorno de Joaquín Balaguer, el Fraude Colosal a Juan Bosch, el Pacto por la Democracia de José Francisco Peña Gómez, el Frente Patriótico y el retorno del PRD, con Hipólito Mejía (1986-2004).
5. La hegemonía del PLD, con Leonel Fernández y con Danilo Medina (2004-2020).

La revisión, con un sentido histórico y crítico, de un conjunto de acontecimientos, de los cuales una buena parte de nosotros fuimos actores de primera línea o participantes activos, nos permitirá entender hoy con más información y conocimiento y nuevas herramientas de trabajo, descifrar casos y cosas de un dilatado proceso político, que, si tomamos el año 1959, como punto de partida, abarca seis décadas y un año.

Hacer ese balance es indispensable y urgente para la construcción de una narrativa o relato sobre la actuación de la Izquierda dominicana en todo ese proceso y en distintas coyunturas, y este deberá servirnos como antídoto contra la repetición de nuestros despistes y errores, y para aprender las lecciones del pasado, y como nos recomienda Rafael Chaljub Mejía “orientar sus ideas y sus prácticas conforme a la realidad de hoy”. El desafío, el reto está en atrevernos a abordar con mente abierta, sin dogmas, ni prejuicios, las experiencias legadas, por el compromiso político desde la Izquierda, por varias generaciones posdictadura.

En cuanto a la “recuperación de las pérdidas sufridas”, tenemos y debemos ser realistas, a sabiendas de que la vida cuando se acaba, el tiempo cuando se agota, y las oportunidades cuando se pierden son irrecuperables; aunque, por suerte, y con mucho optimismo de la voluntad, siempre se puede empezar de nuevo y siempre se puede más, en la tarea continua y prolongada de forjar otro mundo mejor.

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