La celebración del Día de las Madres no se detuvo ayer, a pesar de las limitaciones provocadas por la pandemia y las tradiciones para este día se desarrollaron como de costumbre.

Mientras unas personas asistieron a los cementerios a visitar y limpiar las tumbas de sus progenitoras fallecidas, otras acudieron a las tiendas a comprar los respectivos regalos.

La tradicional visita a los camposantos se debía hacer con mascarillas para protegerse de la COVID-19, pues si no se portaban no se les permitía la entrada a los visitantes.

Los policías en la entrada se encargaban de que esta medida se cumpliera.

Por igual debían usarla las vendedoras de flores y velones que se ofrecen sus servicios en este día tan especial.

Seguridad ampliada

Además, la seguridad fue ampliada para controlar la entrada y evitar que sucedan robos u otros tipos de cosas.

“Tan’ atendiendo, pendiente de las cosas de las madres”, expresó Mercedes Jiménez, sobre la presencia policial en el cementerio del populoso barrio Cristo Rey.

Al ser abordada por reporteros de este medio, la señora, quien acudió junto a su hijo, dijo que visita la tumba de su madre “a cada rato” y que en esta ocasión había más policías.

Más adelante, otras personas, incluyendo niños y jóvenes, se encontraban limpiando las tumbas de sus familiares, poniendo velones y colocando flores de todo tipo.

Regalos son más pequeños

Aunque en menor medida que en los días previos (como el viernes y el sábado), decenas de personas acudieron a algunas tiendas por departamentos a comprar los obsequios para agradar a las madres en su día, con lo que también se dinamiza la economía.

Sin embargo, como era de esperarse, debido a la crisis provocada por la pandemia, los regalos son mucho más pequeños que los años anteriores.

“Pero entendemos que luego de 60 días de estar acuartelado, producto de la cuarentena, cualquier tontería que la gente lleve es más que exitoso”, expresó Manolito Fernández, gerente general de La Gran Vía, ubicada en la avenida Duarte.

“No hay tanta gente en las tiendas porque si hemos logrado crear conciencia, en vez de venir familias completas están viniendo una o dos personas”, agregó.

Para evitar las aglomeraciones, otras tiendas han optado por las ventas por internet, una modalidad que no era muy usada en el país, pero debido a los estragos y el distanciamiento físico causado por la COVID-19 se ha tenido que utilizar como un aliado para ofrecer sus servicios y cuidar a la clientela y a los empleados.

Tal es el caso de La Sirena, Ikea y Plaza Lama. Por ejemplo, esta última ha colocado sus ofertas en la página web con la que cuentan y habilitaron el botón de “agregar al carrito”, para que de esta forma el cliente haga sus compras en línea y luego solo tenga que pasar a retirar el artículo o si prefiere esperar que lo lleven hasta su domicilio.

Junto a todo esto las tiendas aplican protocolos de supervisión e higiene, como el uso de mascarillas. En Plaza Lama se toma la temperatura a todo el que entra y han colocado marcas en el piso para mantener la distancia. Mientas que en Las Gran Vía se rocía alcohol en las manos a los clientes. “Estamos tratando de que nadie que entre a nuestro establecimiento se infecte ni sea infectado”, dijo Fernández.

Los comunitarios cantando.

Un canto para mamá casa por casa

Pero no todo es cementerios y tiendas. En el barrio Moisés, de Santo Domingo Este, los líderes comunitarios Dulce, Víctor y Samil realizaron ayer un recorrido llevando música con guitarra a las madres para alegrarles en su día. “Hemos dado un recorrido, y les llevamos esas canciones que son chéveres, es como un asalto en el Día de las Madres a nivel de canciones”, expresó Víctor previo a cantarle a doña Elvira, una vecina que vive sola. Dulce explicó que todos los años hacen actividades para las madres, pero como ahora no se pueden realizar para evitar aglomeraciones, decidieron entonces pasar por las calles y cantarles.

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