El 18 de octubre, 2 días antes de que formalizara la división del Partido de la Liberación Dominicana, escribí en este periódico el artículo “La oportunidad de oro de Leonel Fernández”, en el que vislumbré que le sería arrebatada la nominación presidencial de su partido. Escribí que para estas elecciones ya Leonel no podría ser Presidente de la República por la misma razón que dijeron Reinaldo Pared y Amarante Baret: que entraron en escena poderes que influyeron en forma trascendental en la decisión de quien sería el candidato del PLD para 2020.

Leonel estaba sometido, dije entonces, a una estrategia en la que se usaba todo el poder del Estado para acosarlo y derribarlo. Lo que se ha librado contra Leonel es una guerra a muerte política. Ahí están los hechos.

Es evidente que la forma de Leonel sobrevivir políticamente a las próximas elecciones, es que triunfen las fuerzas que procuran cambiar y reencarrilar al país por senderos de institucionalidad democrática, desarrollo y bienestar social. Un triunfo del PRM y aliados le daría a Leonel nuevos aires para respirar, recomponer proyectos de cara a un futuro que no tiene que serle incierto.

Fuera del poder el grupo que lo adversó en su partido, Leonel y sus seguidores dispondrían de la calma que le darían nuevas oportunidades para reemprender caminos inconclusos.

Un triunfo de Luis Abinader desde la primera vuelta de las elecciones, le conviene a Leonel por muchas razones. Una de ella es que empieza a correr temprano el año sabático que necesita para recuperar bríos.

Otra razón importante es que Luis Abinader ha mostrado en la práctica, que por temperamento, y más por la difícil situación que encontrará al llegar al poder, será un presidente conciliador, concertador, que procurará trabajar con el concurso de todo el liderazgo nacional.

Y Luis presidente desde el 5 de julio convendrá a Leonel y su equipo, porque se ahorrarán otro tramo de crispación, desgaste y de duras luchas con algunos que fueron sus compañeros y amigos durante varias vidas. Leonel sabe que el pueblo está determinado a desalojar al grupo en el poder. Por eso decía anteayer que dando pan y salchichón, y menos con propaganda del que los da, no se ganan elecciones.

Ojalá se den Leonel y sus seguidores la oportunidad de reencontrarse en los nuevos tiempos que traerá el cambio para el país, que incluye un ejercicio institucional plural y equilibrado. Es, como lo veo, lo que le conviene a Leonel y a su gente.

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