El drenaje es el componente más importante en una acción de mantenimiento en una infraestructura vial, cuyo propósito fundamental es asegurar una canalización óptima de las aguas, ya sea superficiales o debajo de la superficie, que son factores que tienden al deterioro. Una correcta adecuación de un buen sistema de drenaje contribuye a prolongar la vida útil en este tipo de obra.
El drenaje superficial se encarga de recoger y conducir de forma rápida las aguas pluviales o de cualquier tipo que cae en la superficie de las vías, hasta un sistema natural de drenaje o alcantarillado para evitar daños en la carretera.

Los drenajes longitudinales son muy importantes los cuales, van a lo largo de la vía, ya sean estos en el borde o en el centro de la de las carreteras o caminos vecinales, en forma de cunetas.
Los drenajes transversales, se colocan en forma de badenes, alcantarillados tubulares y de cajón.

La falta de mantenimiento rutinario, conlleva a que crezcan arbustos contiguos y adentro de las cunetas, formando prácticamente muros de contención, así como los sedimentos que se acumulan en las alcantarillas, lo que evitan el paso y el buen funcionamiento de los drenajes, produciendo detrimentos y el buen funcionamiento en las vías.

Hay que destacar que, en la mayoría de las provincias del país, no existen alcantarillados pluviales ni sanitarios, lo que crea problemas de inundaciones en las grandes urbes, muy en especial en el Distrito Nacional, la provincia Santo Domingo y en Santiago.
En el caso del Distrito Nacional, 70% de la ciudad no tiene drenaje pluvial.

Pocas horas de lluvias trastornan grandemente las actividades cotidianas. Este es un grave problema que afecta a todos, sin importar si tiene vehículo o no.

Los largos taponamientos producen un caos en tránsito en sentido general, lo cierto es que hay serias debilidades en la red de drenaje pluvial, esto es debido a que, en todas las redes viales del distrito nacional, hay menos de 800 imbornales, donde solo el 30% cuenta con una red de drenaje pluvial. Lo que, sumado a una falta grave en el mantenimiento de esos imbornales, donde los filtrantes se tapan por las grandes cantidades de basuras que almacenan, en un país donde no hay conciencia ciudadana de que no se debe verter basuras a las calles.

Destacando que la Ley No. 120-99 que prohíbe a toda persona física o moral tirar desperdicios sólidos y de cualesquiera naturalezas en calles, aceras, parques, carreteras, contenes, caminos, balnearios, mares, ríos, etc., de 30 de diciembre de 1999, citamos su artículo 1, párrafo único.

Artículo 1 Se prohíbe a toda persona física o moral tirar desperdicios sólidos y de cualesquiera naturalezas en calles, aceras, contenes, parques, carreteras, caminos, balnearios, mares, ríos, cañadas, arroyos y canales de riego, playas, plazas y otros sitios de esparcimiento y demás lugares públicos. Párrafo. – Se prohíbe tirar basuras en las cañadas excepto en aquellas que los ayuntamientos determinen y acondicionen para tales fines.

Surge una interrogante ¿Qué institución tiene a su cargo la limpieza de los imbornales? Evidentemente que las alcaldías; pero las faltas de recursos le impiden hacer estas labores con eficiencia, no obstante, la ley No. 163-03 obliga a destinar al gobierno el 10% de sus recaudaciones fiscales del monto total del presupuesto nacional para repartirlos entre todas las alcaldías, pero esta normativa vigente no es cumplida por el poder ejecutivo de la nación. Actualmente se transfiere el 2,8% , por lo tanto es conveniente que el Ministerio de Obras Públicas se encargue de dar mantenimiento a los imbornales, para evitar las molestosas inundaciones a causa de precipitaciones, máxime en la temporada ciclónica.

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