La Liga Nacional Antituberculosis fue una institución oficial creada por la Ley No. 338, promulgada el 30 de septiembre de 1940, y publicada en la Gaceta Oficial No. 5508, del 5 de octubre de 1940, la cual pone a su cargo en todo el territorio nacional de la República Dominicana la lucha antituberculosis bajo la dirección técnica y administrativa de la entonces Secretaría de estado de Sanidad y Asistencia Pública, y establecía que estaría dirigida por un consejo superior directivo, cuyos miembros eran designados por el Poder Ejecutivo. La labor de la Liga, en las provincias y comunes, era realizada por medio de Consejos Provinciales.

Podían ser socios activos de la Liga todos los dominicanos y extranjeros que contribuyan con su cuota anual de enrolamiento, al sostenimiento de la lucha antituberculosis en toda la República. El decreto del Poder Ejecutivo No. 926, del 24 de enero de 1941, y publicado en la Gaceta oficial No. 5550 del 29 del mismo mes y año, decía: “considerando que el gobierno está interesado en el buen éxito de esa campaña de enrolamiento, deseoso de colaborar por ese medio a la mejor realización de los fines perseguidos por esa benemérita institución “establece que a la campaña de enrolamiento que organiza cada año el Consejo Superior Directivo de la Liga Nacional Antituberculosis, será patrocinado por el gobierno y “estipula que “La Sec. De E. de Sanidad y Asistencia Pública exhortará a todas las personas y familias residentes en el país y de modo especial a los funcionarios y empleados del Estado y de los municipios para que se inscriban en las filas de dicha institución y presten así su concurso para que ella pueda desarrollar su programa, el cual comprende obras de positiva y permanente utilidad”.

En 1942 el Consejo Superior Directivo de la Liga Nacional Antituberculosis estaba constituido de la manera siguiente: doctor Rafael Espaillat, presidente, el señor Horacio A. A. Febles era el tesorero. El doctor Elpidio Ricart, un ex secretario del ramo era el secretario general. Los miembros asesores eran doña Irene Báez de Herrera, don Miguel A. Recio, doctor Heriberto Valdes, doctor Fernando A. Defilló, doctor Parmenio Troncoso, doctor Fabio A. Mota y el doctor josé Manuel Rodríguez Jimenes. Además el Consejo Superior Directivo contaba con la colaboración de un Consejo Femenino, presidido por la sra. Lavinia P. de Contreras. De igual forma se creó el Consejo Nacional contra la Tuberculosis en el que participaron el doctor Rodolfo de la Cruz Lora, tisiólogo especializado en Cuba, el doctor Sixto Inchaustegui, sub secretario de Salud, catedrático de la Universidad y pasado director del Sanatorio Antituberculoso “El Santo Socorro”. De igual forma conformaban ese comité, los doctores José Manuel Jimenez, Juan Cordero, Vittorio Ortori. Todos esos profesionales se habían dedicado al tema de la tuberculosis. Uno de nuestros más importantes neumólogos, el doctor José Joubert realizó una gran labor en esos disepnsarios.

El bachiller Jaime Borrell escribió para el doctor Heriberto Pieter: “Entre las actividades realizadas por la Liga en esa década del 1940, son de señalarse las siguientes: intensa campaña de vulgarización por medio de conferencias, radiodifusiones, panfletos y exhibiciones de películas educativas, celebración de varias exposiciones de tuberculosis, recaudación de los fondos necesarios para la adquisición, en colaboración de la Cruz Roja Dominicana, de un equipo de Rayos X actualmente en uso en uno de los dispensarios, el sanatorio doctor Martos”. Fue de particular importancia la creación del dispensario para adultos, doctor Martos, en homenaje al más importante tisiólogo cubano y el dispensario del Santo Socorro, dedicado en exclusiva al tratamiento de niños con tuberculosis.

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