La llegada de la pandemia ha tirado por el suelo grandes planes de negocios, pero también ha abierto oportunidades para muchas actividades económicas

La llegada y el “estacionamiento” de la pandemia por coronavirus (COVID-19) han impactado de variadas formas en los emprendedores. Hay historias distintas por cada rincón de la República Dominicana.

Se habla de personas que recién iniciaban un negocio y otros que esperaban despegar pronto y han quedado frustradas o rezagadas. Pero las hay también de pequeñas empresas que han repuntado en medio de la crisis sanitaria.

Por ejemplo, Amaury Hernández es el presidente de la empresa Coco Bahía, dedicada al suministro de coco, y a la elaboración y venta de productos derivados de esa fruta en el país y en el extranjero. Ha aprovechado el tiempo de la pandemia para reinventarse, disponiendo del servicio de delivery que antes no tenía. Mientras los negocios estaban cerrados vendió más que nunca y en efectivo, a diferencia de otras veces en las que una importante parte de su venta es a crédito. “Utilizamos las redes y pagamos publicidad. También logramos que muchas personas emprendieran y vendieran bien sus productos y a la vez nos ayudamos nosotros”, le cuenta a elCaribe.

Pero a Deyanira Solano no le ha ido igual y su negocio ha estado en picada, consecuencia del cierre de las empresas a las que ella suple. Es la administradora de Chocosol, una empresa radicada en Hato Mayor que elabora chocolate rústico orgánico en bola, vino de cacao orgánico, cocoa amarga y almendras de cacao caramelizadas. “Nos enfocamos en suplir el mercado turístico del país y ese nicho atraviesa por un momento muy difícil, ya que nuestros hoteles están cerrados y no tenemos turistas que hagan nuestra ruta del cacao. Nuestro principal cliente es el aeropuerto Punta Cana”, explica Deyanira. Su negocio ha logrado sobrevivir a la crisis que lleva más tres meses gracias a la fidelidad de los consumidores locales. Deyanira ha buscado reinventarse con nuevos productos y formalidades para vender a supermercados y talleres y para activar las ventas en línea.

Johanna Madera es otra emprendedora. Elabora vinos de caña y de frutales y en eso lleva diez años. Comenzó haciéndolos en su casa en Jarabacoa siempre que había celebraciones familiares, pero luego dio un salto hasta hacer de esa actividad un negocio.

Pero la llegada del coronavirus le está haciendo pasar malos ratos. Las ventas de su empresa han bajado poco más del 50%. “Estamos tratando de salir adelante”, expresa con esperanza.

Pero reconoce que se hace difícil en estos tiempos de pandemia. “Mis productos no son de primera necesidad y eso hace un poquito difícil la situación a nivel de venta y de todo nuestro trabajo. Hemos tenido que buscar estrategias de venta para reinventar todo el mecanismo de trabajo”, agrega. “Estamos analizando qué implementaremos para seguir caminando”, dice Johanna. Una historia similar cuenta Johanny Ramos, la dueña de JoMat Beauty Center, un negocio con especialidad en color y extensión de pelo. Convertirse en una pequeña empresaria no le resultó fácil, pero logró pasar de ser una lavadora de cabezas y colocadora de rolos a propietaria de un centro de estética en la capital dominicana. Sin embargo, su negocio ha resultado ser de los afectados por la actual coyuntura. “Estamos luchando como todos, pero realmente la situación general está muy complicada”, se lamenta.

Pero a Alexis Vega –en términos económicos y de rentabilidad en la empresa- le ha ido de maravilla, según le cuenta a este diario. Es el propietario de la imprenta “Vega Graphic”, que está ubicada en Hato Mayor del Rey (parte Este).

En los días que el país estuvo prácticamente cerrado, implementó un nuevo negocio de vender mariscos con delivery incluido y ha seguido creciendo tanto, que está buscando un local para ampliar la capacidad de acopio y abasto.

El estudio de la OIT y los proyectos hacia la baja

Lottys Acevedo es la propietaria de Lotideas Artesanía Dominicana, un taller de artesanía en mosaico personalizado que funciona hace 11 años. “Te puedo decir que el panorama está complicado porque mi empresa le vende a gift shop o tiendas de aeropuertos y hoteles y están cerrados. Desde marzo no hacen pedidos y vivimos momentos complicados”, sostiene. Justamente cuando llegó la pandemia, Lottys se preparaba para abrir un local.
Por suerte para ella, la celebración del Día de las Madres -en mayo- permitió renovar algunos productos y hacer algunas ventas. Un informe de la Organización Internacional del trabajo (OIT), plantea que la crisis sanitaria por coronavirus coloca en el camino grandes obstáculos para jóvenes y adultos y que aquellos con edades entre 15 y 24 años serán más golpeados que el resto de la población por la crisis económica derivada de la pandemia.

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