El Presidente Medina dijo en su discurso del viernes, que sabe que se va del poder. Lo dijo así: “…confiamos en que las autoridades entrantes, elegidas por la voluntad del pueblo dominicano, tengan la capacidad para sostener con firmeza el timón de este país y guiarlo por las complicadas aguas que se avecinan…”.
Agregó más adelante que “…estará dejando a las nuevas autoridades que se juramentarán el 16 de agosto, más de 100 mil millones de pesos, para que puedan atender las necesidades antes señaladas”.

Decirlo es aceptar quedarse solo y sin autoridad, todo por haber provocado la división del partido oficial, con sus pretensiones de reelegirse y luego imponer el más incapaz de sus colaboradores como candidato presidencial, desbordando los límites del poder sobre el Estado y al mismo tiempo sobre el partido de gobierno.

Haber vencido sus pretensiones es un hito en este proceso político y en la historia dominicana, puesto que siendo presidente en ejercicio en un país con instituciones del Estado aún no consolidadas, el régimen democrático es frágil y hasta los poderes fácticos se pliegan.

La derrota está en sus palabras y pasó a amenazar sectores económicos situando en los medios de comunicación, utilizando el Ministro de Salud y el Boletín #100, la data sanitaria del mismo viernes; en el mismo se ofrecen cifras para atemorizar y los diarios titularon de forma más destacadas que lo dicho en su discurso:

“RD supera los 30 mil casos de COVID-19; ayer se procesó la mayor cantidad de pruebas en un día” (Diario Libre). Listín: “30,619 confirmados de coronavirus en RD; 855 nuevos en un día”. Otro casi igual: “RD supera los 30 mil casos de contagios por COVID-19; se registran 855 en las últimas 24 horas”.

Definitivamente, el Presidente Medina no soporta que los grupos económicos que él privilegió hayan patrocinado una secuencia de encuestas para crearle una percepción negativa a su proyecto político electoral, a pesar de haberlos favorecido.

¿Qué le dijo en su discurso el Presidente Medina a esos grupos económicos?

Les anuncia un repunte de la pandemia que retrasa la recuperación económica. Dijo: “…resultados que todos estos laboratorios (privados) reportan, al igual que las pruebas realizadas por las autoridades de salud, muestran la misma realidad: el número de personas contagiadas está subiendo”.

“En vista de esta situación, estamos ya aumentando el número de camas disponibles y de unidades de cuidados intensivos (…) en los grandes núcleos urbanos (…) a nivel nacional el 60% de las unidades de cuidados intensivos dedicadas para el manejo de COVID- 19 de la red pública están ocupadas, llegando esta ocupación a un 70% en el Distrito Nacional y a un 85% en las provincias de Santo Domingo y Santiago”.

Utiliza frecuentemente las palabras miedo (varías veces), asustarse, pesimismo, preocuparse. Dice que su “…mensaje de hoy no es de alarmismo ni de miedo, sino de responsabilidad colectiva”.

Esa parte tenebrosa la dice porque “… tenemos un segundo reto al que dar respuesta: la recuperación económica”.

¿A quién le advierte ese segundo reto? Obvio, a los grupos económicos.

Pero Danilo se va y la “espiral del silencio” o la “masa silente” se vuelca ahora para apoyar a Leonel, lo dicen las últimas encuestas, recomponiendo el voto peledeísta y él clasificar para segunda vuelta.

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