El 20 de junio de 1959 arribaron finalmente a las costas dominicanas las lanchas Carmen Elsa y Tinina, que habían partido en azarosa travesía desde Punta Arena, Bahía de Nipe, Cuba, el día 13. Eran parte del frustrado desembarco conjunto que tuvo que enfrentar traición del Jefe de la Fuerza Aérea Revolucionaria cubana, informante de Trujillo y un par de sabotajes que dificultaron la salida. Durante el desembarco de Constanza uno de los expedicionarios perdió la mochila de Enrique Jiménez Moya, donde había detalles de los desembarcos por La Isabela y Sosúa, con información sensible que cayó en manos de las fuerzas oficiales. Por Estero Hondo arribaba la Tinina, con 48 expedicionarios que llegó a ser encallada sin dificultad en las arenas de Punta Rucia y 47 de sus 48 ocupantes desembarcaron sin problemas. El Comandante Antonio Campos Navarro había caído al mar revisando la proa, antes del amanecer y se había ahogado. La Carmen Elsa, con 96 expedicionarios a bordo, había sido interceptada cuando se dirigía a Maimón por el Guardacostas CG-101 que le disparaba con un cañón antiaéreo de 30mm y una ametralladora 50. Paradójicamente la ametralladora montada en la proa del yate produjo 3 bajas entre los soldados regulares. La Carmen Elsa, ya descubierta avanzó hacia La Pava o el Bufeadero adonde el timonel José Messón la encalló, iniciándose un precipitado desembarco. El comandante José Horacio Rodríguez, fue mortalmente herido y Messón asumió el liderazgo. En poco tiempo las naves de la Aviación Militar Dominicana, compuestos por Mustang P-51, Vampiros, a reacción y P-47 iniciaron una macabra danza de fuego, con feroz bombardeo y ametrallamiento en apoyo a los cañones de un Destructor y una Fragata. En su fiera reacción la AMD llegó a bombardear a Sosúa, con algunos daños. Los pocos documentos que se conocen dan cuenta de que los expedicionarios tenían plena conciencia de las pocas probabilidades que tenían, aunque quizás no contaban con la feroz intención de no tomar prisioneros y actuar bajo los más crueles métodos de barbarie. Prácticamente la lucha duro 72 horas, aunque varios expedicionarios se mantuvieron hasta septiembre aislados, entre ellos un veterano de la Guerra de Corea, el norteamericano Larry Broving y el español Francisco Álvarez, quien fue atrapado, torturado y asesinado el 14 de septiembre, casi 3 meses después del desembarco. En el Derecho Internacional era una agresión auspiciada por el gobierno cubano, quien auspició el entrenamiento militar, dotó de equipo, aportó oficiales del ejército cubano protegió con barcos cubanos las dos embarcaciones expedicionarias, hasta unas 60 millas de las costas criollas. Por otra parte, los exiliados dominicanos contaban con la simpatía internacional por tratarse de la odiosa dictadura de Rafael Trujillo. Junto a la expedición de Constanza este sacrificio heroico marcó el principio del fin de la satrapía de Trujillo.

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