El Cambio Va porque con su trayectoria personal y familiar de honestidad, su capacidad gerencial y visión sobre los nuevo tiempos que viven RD y el mundo, el candidato opositor, Luis Abinader, tiene la visión, cualidades y capacidad para presidir el país y guiarlo al proceso de recuperación y transformaciones que debemos materializar en un ambiente de unidad nacional.
Con su extraordinaria virtud para conciliar y entenderse con los otros, como demostró en los procesos internos del PRM, lideró un acuerdo político para que el próximo Congreso Nacional sea plural y equilibrado.
“No quiero un Congreso mío sino uno que le sirva al país, que cumpla cabalmente sus funciones, empezando por la de fiscalizar al Poder Ejecutivo, y lo digo seguro de que seré el próximo Presidente”, argumentaba cuando defendía la alianza senatorial hace un año.

No podemos continuar con el estilo de un presidente Danilo Medina o su interpósito Gonzalo decidiendo por su cuenta las ejecutorias del Poder Ejecutivo, la administración de las finanzas públicas, la política de endeudamiento y déficit públicos, la anulación del sistema judicial y el diseño y ejecución de las políticas públicas.

Danilo y Gonzalo representan un modelo que hartó a la sociedad dominicana de corrupción e impunidad, de irrespeto a la majestad de la autoridad y desaparición de la justicia que permite a Gonzalo Castillo mantenerse como candidato mientras es acosado por múltiples señalamientos de corrupción y es objeto de una campaña mundial por The Miami Herald, un influyente medio informativo, situación que llena de vergüenza a la gente seria del país.

Todo eso ha convertido al Cambio en un eje transversal que envuelve a todas las clases sociales, credos políticos y religiosos, en una sociedad que necesita desintoxicarse del PLD, oxigenarse y respirar nuevos aires.

Es tan urgente y necesaria, tan equitativa y saludable la necesidad del cambio que sé de muchos gobiernistas que desafiando posibles represalias, votarán cambio.

Viendo el rechazo y hasta la hostilidad de los pobres al paso de las caravanas del PLD, incluyendo las encabezadas por Danilo y Gonzalo, los cacerolazos de las mujeres, el rechazo de los jóvenes y el voto castigo que le dará la diáspora, es que considero no es con 53 ó 56% que ganarán Luis y el Cambio sino que andarán rondando un 60%.

No valen las artimañas que recomienda Gonzalo a los delegados gobiernistas en la JCE. Ni vale la creencia de Danilo de que el poder que quiere mantener no tiene precio.

Los electores se decantaron ya entre cambio o continuidad, no dejando espacio a otras opciones.

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