La vida de los políticos, después de todo, no deja de ser un sufrir. Es verdad que gozan cuando tienen las mieles del poder, pero es mucha la lucha que cogen para capturarlo. Tantos años en esa brega. Los viejos perredeístas que se fueron para el PRM, después de 16 largos años fuera, casi se acostumbraban. Al fin, llegaron. Pero no todos tendrán despachos ni los cargos a que aspiran. Ahora es el estrés. Ya no será igual ver al hoy presidente electo o a sus acompañantes. Y eso resulta crítico si los amarres no fueron hechos en torno a determinadas figuras. Claro, hay mucha gente que sólo estaba en política para servir. Ay ombe.

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