La razón por la que muchos carecen de autoridad en un tema en particular, luego de haber sido probados recurrentemente, viene de escudarse en argumentos ajenos en vez de hablar del testimonio de sus propias batallas o lecciones aprendidas. Ponen la voz y el criterio de otros porque saben que el propio no les alcanza. La autoridad en un tema no viene de leer muchos libros o escuchar a muchos sabios, ni únicamente de librar batallas, ganar lecciones o conquistar terrenos, se trata de ser probados y aprobados. Somos autoridad cuando ella se nos hace vida para bendecir, proteger y respetar la de otros. Entendemos que la experiencia sin sabiduría es tan arrogante como la verdad sin amor, pero más detestable es la autoridad que carece de humildad. Que barbaridad!

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