Unos pocos fuimos convocados para hacer algunas reflexiones sobre el por qué no funcionaba la democracia en la República Dominicana; cuáles eran las causas.
La convocatoria la hizo el profesor Bosch, recién regresado de Europa empezando los años 70s. Se había retirado a Bemnidor, España después de la revolución de abril de 1965, un intento de reponer la Constitución de 1963 y el gobierno que él encabezó durante siete meses.

En Bemnidor escribió seis publicaciones que sirvieron de base teórica e histórica para tratar de entenderse el proceso, no sólo del país, sino también del conflicto bipolar y de la Guerra Fría entre las naciones más desarrolladas.

Sus publicaciones desde el momento que salían eran lectura que los jóvenes devorábamos y con ellas se sostenían debates políticos y académicos, en tertulias y encuentros ocasionales.

Él sabía que aquellos pocos jóvenes que convocó conocían de sus obras publicadas. Sin embargo, puso en nuestras manos una monografía breve de Carlos Marx titulada “Formaciones Económicas sobre Precapitalistas (Formen)”, escrito hacia 1852.

Ahí están las explicaciones. La democracia es el régimen político que sustenta el capitalismo. Donde las relaciones y formaciones son de capitalismo tardío, la democracia es defectuosa porque carece de base de sustentación. Debemos pues, construir un partido que desde el Estado dominicano débil que tenemos, estimule las fuerzas productivas para un crecimiento económico sostenido.

El Paso fue construir pacientemente ese partido político. En tres fases: 1.- Crearlo y estructurarlo (1973-77); 2-. Desarrollar su crecimiento participando en procesos electorales (1978-1986); 3-. Participar para ganar (1990-1996).

Desde que alcanzó el poder, con la interrupción del período 2000-2004, se logró estimular el desarrollo de las fuerzas productivas y el Producto Interno Bruto (PIB) pasó de 18 mil millones de dólares a 82 mil millones de dólares en 2019. Ese crecimiento macroeconómico es la base del desarrollo y lo es también de los éxitos políticos electorales del PLD, partido que fundamos un lejano año de 1973.

¿Que qué pasó? La estructura partidaria era ejemplar y funcionaba sobre métodos que ofrecían participación a su membresía; aún con mandos verticales orgánicos o colegiados y sometidos a evaluaciones de resultados debidamente consensuadas. Se estimulaba a pensar.

Tenía fortaleza social y política, por lo que controlarlo era apetecido. El asomo de esa apetencia tuvo espacio mayor al tener que salir el líder fundador; pero aún en ese momento no hubo irrupciones dominantes. Porque al ir al poder desde 1996 se colocó como cabeza a Leonel Fernández, quien por su formación teórica y académica, sostuvo los métodos de conducción partidaria y daba paso permanente al consenso para las decisiones.

¿Que qué pasó? Los asomos de apetecer la organización empezaron a brotar de nuevo cuando Leonel, acogiéndose voluntariamente a las normas constitucionales, sale del poder. Debía entrar otro dirigente, lo logró Danilo que retenía un grupo que no pensaba, sólo actuaba. Para ganar con él en el 2012, dio trabajo, pero se ganó.

Se sentó en la silla del Palacio y desde ella logró controlar la mayoría del Comité Político. Sustituyó al Comité Político y se convirtió en el partido y como Jefe del Estado decidía solo.

Salir de esa organización fue el recurso necesario, para crear su reemplazo, puesto que ha pasado a ser su propia negación. Va rumbo a una implosión.

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