La República Dominicana merecía un cambio. Luchó por ese cambio (con la ayuda incontestable de una juventud indignada y patriota) y logró que en las pasadas elecciones el economista y empresario Luis Abinader Corona fuero electo Presidente.
Su elección nos trae una luz de esperanza, una bomba de oxígeno, en un panorama desconcertante, no solo por la histeria colectiva ante la pandemia que nos afecta, sino por las nefastas consecuencias económicas que nos comienzan desde ya a castigar por el manejo desacertado de la misma.

Como dominicana que sueña con un futuro próspero, que además aprecia mucho en lo personal al Señor Abinader y a su bella familia, me permito expresar algunos deseos:

-Que logre cambiar el sistema, y no solo sustituir las caras.
-Que cuente con el apoyo internacional para honrar los reclamos de justicia, y lo logre con prudencia y sensatez, y no como lo exigen tantos fanáticos alocados.

-Que reduzca impuestos y cargas burocráticas, porque es lo único que verdaderamente motiva la iniciativa empresarial.

-Que reduzca el tamaño del Estado, eliminando instituciones inservibles que no son más que fuentes de desperdicio de recursos, como el Ministerio de la Mujer, Ministerio de la Juventud, Ministerio de Cultura (que antes era una dependencia del Ministerio de Educación), Pro Competencia, Pro Competitividad, y otros inventos.

-Que entienda que la asistencia social jamás ha sacado a nadie de la pobreza (y tampoco sirve para ganar votos, como demostraron las pasadas elecciones).

-Que no aumente el gasto ni la deuda, porque esto no genera prosperidad, y nos empobrece en el futuro, digan lo que digan los keynesianos socialistoides, aunque sean “Premio Nobel” o se hayan graduado en “Harvard”.

-Que lo peor que se le puede hacer a un ser humano es darle una botella porque, aunque vaya a trabajar y cumpla un horario, no deja de ser un cargo innecesario que le confunde su panorama profesional. Al final su destino lo atrapa, como a la mayoría de esos que se irán a sus casas en agosto sin saber producir.

-Que sepa detectar a los aduladores y los aleje. Son una plaga peor que el coronavirus.

Muchas felicidades Señor Presidente. Su buen desempeño será el éxito de toda nuestra nación.

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