La crianza de los hijos es un gran reto y tiene más peso cuando uno de los padres tiene que hacerlo solo

Este año, como consecuencia de la pandemia a la que nos enfrentamos, nos cuesta emplear el término celebración al hacer referencia al Día de los Padres, reservado en el almanaque el último domingo de julio.

Más que celebración, es un día apropiado para reflexionar en torno a la figura paterna y, en este sentido, nos detenemos a pensar en aquellos padres que, por la razón que fuere, les ha tocado criar solos a sus hijos.

La doctora en psicología, Vanessa Espaillat, entrevistada para elCaribe, nos aporta sobre el tema.

“Cuando las circunstancias de la vida llevan a un padre, separado de la madre de sus hijos, o que ha enviudado, a asumir la parentalidad solo, los retos que se presentan son los mismos que cuando le toca a una madre asumirla sin tener su apoyo. El papel del padre en la familia es ayudarlos a pasar de la dependencia sana de los primeros años de la vida, a que puedan ser independientes. A que aprendan a cuidarse y no dejarse maltratar de nadie, por lo tanto, es importante que el padre, que es el representante de la sociedad, le enseñe a defenderse y a cómo integrarse a la sociedad según su ciclo de vida, siguiendo los valores de la familia y de la sociedad donde les tocó vivir. La sobreprotección solo genera hijos miedosos que no podrán defenderse por sí mismos”, explica la también psicóloga clínica, terapeuta familiar y de pareja.

Abunda que, aunque el padre supla todas las necesidades de sus hijos, el vínculo primario con la madre que ya no está, siempre será importante, pues el niño vivió nueve meses en su vientre y sus primeros días sobrevivió gracias a esos cuidados, por lo que el padre siempre será el tercero de referencia. Este tercero de referencia siempre se percibió desde el cuidado que, en conjunto a la madre, les dieron a sus hijos.

“Los hijos que tienen padres presentes tendrán más recursos para la vida para ser independientes y no desarrollar dependencias a sustancias y a otras personas. También tendrán una vida sexual más sana, pues no estarán buscando afectos sexualizados a destiempo, por la falta de afecto en el hogar. Estos hijos siempre van a necesitar mantener una buena imagen de la madre y tener una narrativa positiva de ella, pues la autoestima de un hijo depende de saber que viene de un padre y una madre que son valorados”, explica la doctora Espaillat.

El padre, entonces, -continua Vanessa- va a asumir el estar presente en la vida afectiva de sus hijos, dándoles apoyo emocional en el día a día, para que aprendan a regularse emocionalmente, aprendan a manejar sus emociones y, además, puedan negociar las diferencias cuando tengan alguna discusión, manteniéndose siempre neutral en las discusiones de sus hijos.

Vanessa entiende que los hijos necesitarán límites claros y consecuencias de sus acciones para que puedan hacerse adultos responsables.

“Necesitan tiempo de calidad para compartir, espacios lúdicos y amenos para descansar, que son los que conectan emocionalmente. Enseñarlos a asumir las responsabilidades del hogar conforme a su edad. Se requiere que todas sus necesidades sean suplidas para que puedan crecer sanos, física, emocional y mentalmente”, apunta la psicóloga.

Por lo tanto, asegura, este padre estará sobrecargado y necesita tener tiempo a solas para poder descansar y dedicarse a hacer algo que le guste y le nutra emocionalmente, para luego poder asumir la hermosa tarea de educar y estar conectado emocionalmente a sus hijos.

“Las dificultades en la crianza se vinculan, muchas veces, con nuestras propias heridas no sanadas, en las familias de origen. Si surgen en el proceso de la crianza, tener sesiones de ayuda siempre serán un gran apoyo. Lo importante es generar un balance en la crianza, afecto, límites claros y sus consecuencias; diversión, comunicación constante de temas neutrales y de temas trascendentes a nivel personal, familiar y comunitario, para que desarrollen el pensamiento crítico. Tomando en cuenta que el dialogo no es una imposición o un monólogo del padre hablando solo, sino que hacemos preguntas, no juzgamos y dejamos que desarrollen sus argumentos, para luego darles los nuestros y ayudarlos a que vean las consecuencias de sus actos”, subraya Espaillat.

La crianza es todo un reto y “tiene más peso cuando se está solo, sobre todo cuando visita la culpa y el cansancio por no tener todo el tiempo disponible que se quisiera con nuestros hijos, recordando que la pena y la culpa nos hace débiles, por lo tanto es convertir el tiempo que tengamos, sobre todo, en esta pandemia que nos ha llevado a estar más cerca de los hijos en el hogar con oportunidades de compartir, de conocerlos, y de guiarlos. Los resultados de una crianza positiva será tener hijos felices y funcionales, y esa será la recompensa”, concluye la doctora en psicología Vanessa Espaillat.

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