En estos tiempos de coranavirus, donde mucha gente esta angustiada y llena de temor, donde hay tantas tribulaciones y momentos difíciles para muchas personas, hoy más que nunca debemos entender y asumir el hecho cierto de que nuestro Dios siempre está a nuestro lado y nunca, sin importar las circunstancias, nos abandona. Dios siempre está con nosotros, como Padre Celestial, siempre tiene para con sus hijos amor, consuelo, misericordia y gracia.
Nuestros padres terrenales hacen todo por nosotros, nos protejen, nos cuidan, nos aman, nunca un padre terrenal dejará que su hijo sufra o le suceda algo sin él entregar todo los que sea necesario para proteger a ese hijo. Si eso es nuesto padre terrenal, aún mucho más lo hará nuestro Padre Celestial. Dios nos ama profunda e intensamente. El nos cuida y nos proteje por encima de todo y contra todo.

En muchas ocasiones somos nosotros lo que nos alejamos de Dios y luego queremos pedirle a él cuentas porque nos abandonó y nos pasaron cosas díficiles. Dios nunca se aparta de nosotros, somos nosotros los que nos alejamos de él cuando nos abruman los problemas o las situaciones que no sabemos manejar. Estamos afanados de manera permanente por lo que vamos a comer, a beber o a vestir. Ese afán cotidiano nos aparta de Dios.

En el evangelio de Mateo capítulo 6 del 31 al 33 Jesús dice con claridad lo siguiente: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”.

Y así es, si buscamos a Dios por sobre todas las cosas y siempre lo tenemos en nuestros corazones, todas las cosas de estas tierra, todo lo que necesitamos para vivir, todo será añadido. Dios es lo fundamental, todo lo demás es secundario y será añadido.
Cuando atravesamos momentos difíciles (una enfermedad, un proyecto que no se da, la pérdida de un ser querido, un grave problema económico, una desilusión amorosa o el covid) pensamos que Dios nos ha abandonado, que no nos ama, que nos ha olvidado y asumimos sentimientos de angustia, tristeza y hasta rebeldía, llegando incluso en casos extremos a renegar de la existencia de Dios.

Es necesario que entiendas que en aquellos momentos de mayor tribulación y desesperación, Dios está contigo. El salmo 46, versículos 1 y 2, nos dice que “Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar.” Nuestro Padre Celestial nunca nos abandona. Si Él cuida de las aves, la tierra y los peces, como no ha de cuidar de nosotros, de ti y de mí, que somo sus hijos queridos. No dejes que el dolor o la tribulación momentánea te alejen de Dios, porque nuestro Dios es amor y siempre está contigo para cuidarte y protegerte. Nunca, nunca, nunca, te alejes de él, de su amor, de su gracia y su misericordia.

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