En el Tabernáculo de Reunión Dios instruye con precisión extrema a Moisés sobre el encendido del candelabro. De oro puro, cada lámpara tallada a martillo tenía forma de flor de almendro, árbol de flores blancas o pálidamente rosadas, que aparecen desde enero, antes que las de otros árboles. La palabra almendra proviene del hebreo, significa literalmente “el que despierta”. ¿Coincidencia? Observando la provocación de la serpiente en Génesis 3, para engañar a Adán y Eva vemos la diferencia en “que te hagan despertar” a “que despiertes”. El cuerpo despierta con ruido y luz natural, pero la conciencia con aquel que dijo “Yo soy la luz del mundo”. No pienses que algunos son ciegos o insensibles al mal, solo siguen envenenados, pues la conciencia que Dios alumbra, ningún poder la deslumbra. l

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