Los padres están doblemente preocupados con sus pequeños que deben permanecer en casa, mientras ellos deben cumplir sus cargas laborales. El cuido se ha complicado por el coronavirus que constituye al mismo tiempo una amenaza en las calles y potencialmente en las escuelas.
La mayoría de los padres tiene este cuadro, sin lugar a dilemas. Difícilmente van a exponer a sus criaturitas, que son más que eso para sus padres, enviándolas a los centros escolares en las condiciones que todos conocemos.

Las autoridades dominicanas están muy conscientes de que no podrán garantizar la salud de los niños y jóvenes en edad escolar de los niveles básicos, primarios o secundarios. Y las consultas que realizan los futuros gobernantes si bien están orientadas a alcanzar consensos, en realidad simplemente llenan un protocolo en el plano comunicacional.

El parecer de los padres es el mismo de los profesores organizados en el sector público, igualmente compartido por los responsables de los centros de enseñanza regenteados por el sector privado.

Las amenazas son demasiado grandes.

Hay otro problema: la escasa capacidad de maniobra. Es el limitado desarrollo de la comunicación virtual. Las grandes brechas en el acceso a Internet.

Con razón se ha dicho que la pandemia de la COVID-19 es más que un laboratorio social, pues en muchísimas áreas ha reflejado la inequidad, las profundas diferencias económicas y sociales.
Y eso computa para el acceso a los servicios de salud, a una cosa que debería ser tan elemental como obtener el paso para alcanzar una prueba ante síntomas de coronavirus.

En fin, que en estas condiciones hablar de abrir un año escolar presencial es una barbaridad. Que las limitaciones en el acceso a la Internet para la inmensa mayoría de los hogares de clases media baja y pobre igual impiden universalizar la enseñanza por ese medio.

Esa realidad obligará a las nuevas autoridades a explorar otros medios, como la televisión y la radio desde una perspectiva creativa. Paralelamente, entender la necesidad de dar un salto para zanjar la brecha digital, incorporando al universo de los dominicanos.

¿Que cuesta? Sí, pero es el futuro, y el futuro es indetenible. Hay que atender el derecho a la educación de los pequeños durante la pandemia.

Posted in Editorial

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas