Las palabras en pro de una reforma constitucional para instituir una forma de independencia del Procurador General de la República han encontrado reparos. La Finjus, por ejemplo, que dice que si bien gozan de simpatía social, en la actualidad…” cualquier propuesta de abrir un proceso de reforma constitucional sería extemporánea. Y dice que el nuevo gobierno debe abocarse a definir la agenda de las prioridades nacionales, asegurándose que sea socialmente consensuada y técnicamente depurada… “Esa agenda no pasa en la actualidad por la reforma constitucional en ninguno de sus componentes, porque las urgencias de la Nación pueden abordarse desde la perspectiva de la normativa vigente y los presupuestos del Estado de derecho en que vivimos”.

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