El asesinato de un hombre, José Antonio Reyes Ulloa, en La Cruz de Cotuí, provincia Sánchez Ramírez, a manos de un oficial de la Policía, no puede pasar como si nada hubiese ocurrido.
A la víctima se le perseguía porque había cometido un homicidio y además se había apertrechado en una vivienda con una familia bajo secuestro.

Varios elementos entran en la escena y obligan a pensar en un mundo en el que la gente ha dejado de asombrarse ante la violencia, porque forma parte de la cotidianidad, o porque simplemente se asume como respuesta a otra situación de violencia.

Con frecuencia los llamados a prevenir la violencia se convierten en multiplicadores de la misma, y entre ellos están algunos policías, que accionan más allá de lo debido y se convierten en jueces al extremo, sin agotar el debido proceso y mediante la aplicación de una pena como la muerte que no existe en la legislación dominicana.

El caso que envuelve al coronel de la policía Santo Lora Báez va más allá. Es un oficial académico, que se asume con un alto grado de conciencia de su función como garante del orden y de la vida, y como tal, debe agotar los recursos que la ley pone a su disposición.

Pero él salta el mandato de la ley, y recurre a un procedimiento insólito. Se viste de cura para transar una “solución” ante el secuestrador. El hombre había pedido la presencia de un sacerdote para entregarse y el oficial, sin rubor alguno, utiliza la indumentaria típica del sacerdocio y protagoniza su teatro, que termina en forma trágica: Lo mata.

La iglesia católica ha reaccionado con justa indignación, porque se ha utilizado la vestimenta, la imagen de un cura para cometer un crimen.

El policía llegó demasiado lejos. Es irritante. Se extralimitó y de alguna forma usurpó un símbolo de la iglesia, que es sinónimo de paz, de fe, de confianza, de conciliación, de amor, de palabra, muy distante de la violencia.

La Policía Nacional ha debido excusarse y el oficial involucrado recibir el castigo condigno.

Ha sido un acto abominable que merece el repudio. Por irreverente y violento.

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