Señor director. El hecho de que debido a la situación mundial actual hayan cambiado de manera drástica muchas de las tradiciones sociales, económicas y culturales, que además se rompan patrones de conducta tan arraigados, y se perfilen en tan corto tiempo nuevas maneras de convivencia y estilos de vida, es de por sí un reto para la humanidad. Que todo esto coincida con un cambio de gobierno en nuestro país, que llena de esperanzas nuevas, aviva la llama de deseos dormidos, y trae al presente viejos sueños no cumplidos en un pueblo harto de esperar el momento, al menos de poder ver una brecha de posibilidad cercana de su realización, es una alegría en medio de tantas noticias tristes y dramáticas que embargan al mundo y a esta nación, que se ha caracterizado por ser muy alegre y tomarlo todo muy a la ligera, sacando siempre el lado bueno, o el menos malo, a base del buen humor.

La hora cero ha llegado, los dominicanos debemos tener bien claro que levantar la economía y la confianza perdida, es un trabajo de todos, no solo de las nuevas autoridades. Sería oportuno aprovechar esta época de cambios para reformularnos nuestra idiosincrasia y cuidar más nuestra tierra, respaldar más nuestros productos y dejar actuar sin imponerles camisa de fuerza a los que a partir del domingo dirigirán esta nación. Cada gremio exige de manera autoritaria e impaciente, y en lo que va de tiempo luego de haber ganado las elecciones, son muchos los que han dado los lineamientos que debe seguir y todo lo que debe hacer el nuevo presidente del país. Por Dios, dejemos esa costumbre ancestral tan dañina de querer saber más que todos, desde afuera las cosas lucen diferentes, basta con ver los problemas sin resolver que cada uno tiene en su vida, y que los demás resuelven tan bien en su mente, pero en su realidad tienen problemas de índole menor y no pueden con ellos.

Dejemos al menos que Luis Abinader nos muestre sus mejores jugadas, pero para eso debemos dejarlo jugar, sin interferir, sin mostrarle las cartas, pues de lo contrario, será más de lo mismo. Las presiones psicológicas tienden a ser más peligrosas que todas las otras, y más difíciles de sobrellevar. Errar es de humanos, esperemos a ver que comodines trae bajo la manga antes de aniquilar su mejor jugada. Démosle el beneficio de la duda y solo confiemos, y por qué no decirlo, también oremos, por él y por todo su gabinete, y tratemos de ser solidarios, de dar y hacer lo mejor en cada uno de nuestros hogares y sectores, de nuestra comunidad y pueblo. Unamos nuestras consciencias en un mismo sentir de prosperidad, respeto, confianza y responsabilidad.
Colaboremos todos con el cambio, pero para hacerlo realidad, debemos empezar por el cambio interior, por nuestro propio cambio.

Somos un pueblo afortunado, vivimos en un hermoso y rico paraíso, por más que saqueen nuestra tierra, siempre tiene reservas para resurgir. Ayudemos entre todos a hacer realidad ese sueño del pueblo dominicano.
Idalia Harolina Payano Tolentino
Colaboradora

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