El presidente Luis Abinader fijó claramente tres objetivos de acción inmediata. Su énfasis en recuperar la economía, alcanzar la plena normalidad, y salvar el año escolar. Pero su gran tarea, que en este momento es la de todos, es controlar la COVID-19.

Él está muy consciente de eso, y fue precisamente el punto por donde comenzó su discurso de juramentación, con el homenaje a las víctimas de la pandemia, y ese temperamento es el que debe acompañar al equipo responsable de esa misión.

Hablamos de salvar vidas.

El país ha abierto su economía, y la inmensa mayoría de los sectores productivos y los servicios están funcionando, con el propósito de recuperar el terreno perdido durante el período especial de la cuarentena.

En algún momento, la normalización de todos los sectores será alcanzada. Sin embargo, mientras persista la pandemia, el costo humano será muy alto, y los resultados no llenarán las metas nacionales.

Por eso, enfrentar la COVID-19 es más que fundamental. De ahí depende la salud y la capacidad plena de los dominicanos para alcanzar sus propósitos.

Las nuevas autoridades deben asumir un programa de trabajo agresivo, que constituya un golpe “contundente” a la enfermedad como ha proclamado Abinader.

Se anuncia un plan de detección, aislamiento, rastreo y tratamiento de contagiados, y el acceso a la vacuna tan pronto esté disponible.

Todo eso es posible mediante la acción, recursos y determinación. Tiene que haber un cambio en la dinámica que hemos seguido, y el ambiente es oportuno para eso. La población está dispuesta a transitar el camino deseado.

Esperemos que desde mañana surjan líneas de trabajo en la dirección adecuada. También es esencial que se mantengan o reafirmen las medidas de control, y sea enviando un mensaje claro a la gente de que no hay lugar para la liberalidad en la aplicación de las restricciones, como pasó en algunos sectores durante la noche del 16 de agosto.

Se requiere trabajo con la participación social más amplia como demanda la circunstancia y la naturaleza del mal que ataca la salud colectiva.

La COVID-19 sigue matando y hay que frenarla en la forma requerida.

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