Tan pronto como asomó el impacto que tendría en el país la epidemia de COVID-19, y previendo sus graves efectos para la salud, la economía y el agravamiento de la deuda social que arrastra nuestro pueblo, el entonces candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno y fuerzas aliadas, Luis Abinader, propuso al presidente Danilo Medina y al país la concertación de una cumbre nacional que uniera a todos los sectores nacionales frente a la calamidad que nos amenazaba.
Por razones inexplicables, y en cuyo trasfondo no es pertinente escudriñar ahora, el presidente Medina no dio una respuesta al líder opositor o al país que cubriera las apariencias de su desaire ante tan patriótico y desinteresado llamado.

Desinteresado, porque Luis Abinader fue reiterativo en que no hacía la propuesta con fines de protagonismo sino que dejaba en claro que esa unificación correspondía ser conducida por el entonces primer mandatario.

Luis insistió en la importancia de que todo el país uniera propósitos y acciones ante el grueso problema y frente al mutis del gobierno, convocó la exitosa Cumbre por la Unidad y la Recuperación Nacional que concluyó logrando la participación de miles de instituciones empresariales, políticas y sociales.

Esas entidades hicieron valiosos aportes con propuestas de atención y seguimiento a las dificultades generadas por la calamidad epidemiológica.

Luis Abinader hizo en el mes de marzo, cuando el gobierno anunció sus primeras medidas frente a los efectos de la epidemia, un conjunto de propuestas complementarias que de haber sido atendidas de manera oportuna por el pasado gobierno, sobre todo en el aspecto sanitario, se estima que al menos habrían contribuido a mitigar los duros efectos con que se ha ensañado el COVID-19 sobre el pueblo.

Frente a tan poderoso enemigo que es la epidemia, el punto es que el miércoles, ya Presidente de la República, Abinader vuelve a llamar a los diferentes sectores del país, incluyendo al liderazgo político nacional, a trabajar unidos para contener primero y superar luego el COVID-19 y sus demoledores efectos contra la salud, la economía y la calamitosa situación social con que nos afecta la epidemia.

Planteado ya un plan para encarar la crisis, el nuevo gobierno tiene plena conciencia de que necesitamos una gran sinergia, una unidad de fuerzas que generen nuevos bríos, mayor conciencia, más recursos y acciones para salir adelante.

De paso, Luis se estrena en el gobierno exhibiendo una clara demostración de que su entrega al bienestar de nuestro pueblo es coherente, sea con violín, en la oposición, o con guitarra, en el gobierno.

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