Abel Martínez trata de dejar huellas a su paso por la alcaldía. Las referencias lo favorecen y si en los últimos tiempos estuvo ausente del despacho por su enfermedad por la COVID-19, eso no disminuyó la dedicación de sus colaboradores para que Santiago muestre su mejor cara. Y para que no quepa duda del alcance de su obra, sus técnicos y colaboradores se empeñan en trazar claramente las líneas divisorias respecto de sus vecinos, como Tamboril, Puñal, Santiago Oeste… y que nada “malo”, propio de “esa gente” lo salpique. Ahora los periodistas miden cautelosamente el trazado de la línea fronteriza del gran Santiago para no ofender la honra de Abel. Son celos que matan.

Posted in Editorial

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas