Como habíamos relatado en una entrega anterior, era notable a principios del siglo XX la escasez de publicaciones en revistas médicas. Pese a ello, en los periódicos de la época, como el Listín Diario, aparecían escritos de los médicos de renombre de aquellos tiempos tratando sobretodo temas de interés general y educativo. En 1922 es lanzada de nuevo la Revista de Ciencias Médicas, bajo la dirección de los licenciados Obregón y Casanova. Lamentablemente sólo se publicaron siete números de esa publicación. Sin embargo la calidad de los escritos son notorios, debido a la participación de profesionales como los doctores Fernando Defilló, Heriberto Pieter, Mariano Rovellat, Heriberto Valdés, Ramón Baéz, Pedro Garrido y Octavio del Pozo. De igual forma la revista contó con algunos trabajos de médicos extranjeros como los del doctor J. Ferrúa, profesor de patología de la Universidad de Londres, o de los profesores españoles Sánchez Herrera o Lechamarzo. Éste último presentó un interesante trabajo sobre los alcaloides. Se publicaron trabajos sobre la sífilis escritos por el doctor Salvador Gautier, de la buba, escritos por el doctor Heriberto Pieter o sobre las Helmantiasis, bajo la firma del doctor Defilló.

En junio de 1926 apareció una de las más importantes publicaciones médicas dominicanas, “Tribuna Médica”, dedicada en exclusiva a la medicina y ciencias naturales. Fue dirigida y publicada por el doctor Viriato Fiallo, en ese momento catedrático de la Universidad de Santo Domingo. En sus primeros tres años se publicó con regularidad y los médicos pagaban una suscripción para recibir la revista. Contaba además con anuncios de preparados farmacéuticos y noticias de la profesión. Rápidamente la revista se estableció por su contenido de calidad. En el mismo año de su aparición el doctor Fernando Defilló, propuso que esa publicación pasara a ser el órgano oficial de la Asociación Médica Dominicana. Una comisión integrada por los doctores Heriberto Pieter, Heriberto Valdés y Luis Aybar estudió la propuesta y en enero de 1927, se firmó un contrato entre la Asociación Médica y el doctor Fiallo estableciendo oficialmente a Tribuna Médica como el órgano oficial de esa agrupación profesional. El doctor Manuel Arredondo en su escrito sobre las publicaciones médicas resalta que ese acuerdo era puramente científico y que el doctor Fiallo no recibió nunca estipendio alguno. A partir de 1930 y con la llegada al poder de Trujillo, la revista sufrió contratiempos debido a que Viriato Fiallo era un connotado opositor al tirano, y la revista se mantuvo con gran esfuerzo y muchos contratiempos hasta 1936 en que dejó de publicarse definitivamente. La Tribuna Médica tenía una interesante estructura, siempre con un editorial sobre temas de trascendencia médica, y con la colaboración de médicos como Hector Read, Antonio Elmudesi, Arturo Grullón o Pedro de Marchena. La edición de mayo de 1927 fue dedicada en exclusiva a rendir homenaje al doctor Luis Manuel Betances, quien había fallecido en París en diciembre de 1926.

Los editoriales muestran una visión y una clara orientación hacia una medicina de calidad, abogando en ocasiones por las especialidades médicas, o como en julio de 1927, que se mostraban partidarios de limitar el número de personas que se formaban como médicos ya que existían en el país en aquel momento 160 médicos. También en sus editoriales la revista estimulaba la autonomía universitaria y proponía que se eliminara el título de licenciado en medicina a favor del de doctor en medicina. De igual forma y gracias a esa publicación tenemos noticias de los cambios en la Asociación Médica, y en los movimientos y nombramientos de salud en el país. También vemos reportes de las acciones de las brigadas sanitarias en todo el país. Continuará…

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