La pandemia de la COVID-19 obligó al Gobierno dominicano a establecer el estado de emergencia desde el 19 de marzo del 2020 para tratar de reducir los contagios y evitar la propagación del coronavirus, que ha quitado la vida a cerca de un millón de personas en el mundo.

Desde entonces, la vida se trastornó para todos: en el hogar, el trabajo y las escuelas. En todos los escenarios se rompió la cotidianidad y uno de los sectores más afectados, adicional al de la salud y la economía, ha sido el de la enseñanza.

Parte del sector privado educativo inició la docencia en modalidades distintas según sus esquemas y posibilidades: virtual y a modo presencial, orientando en ambas modalidades, tanto a padres como a los estudiantes.

Una parte de los colegios, incluso, inició las clases a remoto antes de que el Ministerio de Educación anunciara las medidas de cara al inicio del año escolar. El sector público comenzará el próximo 2 de noviembre con la modalidad a distancia, con apoyo de la radio y la televisión.

El dilema y la angustia de los padres

El dilema de impartir docencia a distancia tiene a los padres con un alto sentido de angustia, principalmente a las madres, que en países como República Dominicana, son las que tienen que asumir la mayor carga y responsabilidad directa en las tareas del hogar y crianza de los hijos.

elCaribe comparte las experiencias de algunas madres de clase media, sin olvidar otras realidades sociales que ponen en evidencia el desbalance social a la hora de educar a remoto desde los hogares.

“No es fácil ni para las madres que salen a trabajar, ni para las que nos quedamos en casa… Estoy en modo observación estos días y modo vivir la experiencia para poder ayudarte en este desafío de teletrabajar, ser madre y ser facilitadora de aprendizaje y un largo etc.”, compartió Yadhira Pimentel en su plataforma de Madre SOS, enfocada en educar a los padres para que asuman su rol con amor, responsabilidad y compromiso.
Las dos hijas de Pimentel, Yalía y Yaimar, de 10 y 7 años, en quinto y segundo grado, respectivamente, iniciaron las clases hace una semana.

Algunos padres optaron por no inscribirlos este año
Al leer las experiencias de algunos padres tras la modalidad de las clases virtuales, elCaribe constató, que algunos tomaron la decisión de no inscribir este año a sus hijos en los centros privados educativos.

“Enseñaré a mi hija de 6 años lo básico, lo que necesita. No pagaré colegio, los cuales no fueron dignos ni de bajar ni quitar reinscripción, para tener que fajarme yo. Se quedará en casa”, comentó en la cuenta de Instagram de Madre SOS @YeseniaArias, y a seguidas otros respondieron que hicieron lo mismo.

Las dificultades que se presentan

Habilitar un espacio adecuado en el hogar, facilitarles lo necesario, dejar de hacer otras cosas ante las preguntas, la falla del Internet, un apagón o una llamada del jefe, multiplica las tareas de quienes desde casa deben acompañar en la enseñanza a sus hijos.

“El primer día, por ejemplo, cuando nos levantamos muy animaditas… con su uniforme a conectarse, resulta que había una avería de Altice. Yo tuve que notificar al colegio porque pasan la lista y todo… La niña triste, guapa, enojada y con ansiedad porque era su primer día de clases”, compartió la abogada Yamiris Alcántara.

“Esto es un reto nuevo para todos, en mi caso aun no regreso al trabajo, pero ¿y cuando deba volver?”, se preguntó @Harolin. Mientras que @Pambourdier, inquirió que debieron pensar en quienes están trabajando desde las oficinas y no tienen con quien dejar a sus hijos.

Los testimonios que abundan en las redes sociales, evidencian que la pandemia ha impactado emocionalmente tanto a los padres como a sus hijos, sin olvidar una primera infancia que no se tomó en cuenta.

Advierten del desbalance social y la salud mental

“Que su socialización no se retrase, sino que vayan avanzando en la misma medida en que lo hacen de manera física y cognitivamente”, recomendó la psiquiatra y terapeuta Familiar Carmen Ramírez. Mientras que la psicóloga Altagracia Valdez, abogó que “ojalá no prevalezcan los intereses más que el deseo de pensar en una sociedad que se eduque de manera digna y respetuosa”. Ambas especialistas de la conducta, entienden que es lógica la angustia de los padres, y exhortan a cuidar su salud emocional y la de sus hijos.

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