Me resisto a creerlo. Y, aunque fuera cierto, me resisto radicalmente a aceptarlo: Que 15 de los 19 hoteles del Estado han sido arrendados a particulares por un máximo de veinte mil pesos mensuales (no dólares: vulgares pesos dominicanos). Si así fuera, entonces definitivamente cerremos este país y vámonos todos de aquí (el último en salir que cierre la puerta y bote la llave). Pero, antes, que la Corporación Hotelera Dominicana invierta radicalmente sus “valores” (dizque transparencia, responsabilidad, eficiencia, liderazgo, honestidad, integridad y compromiso), pues eso no sería más que una descarada burla.

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