Nueva York. Estados Unidos recordó ayer el decimonoveno aniversario de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, que se cobraron la vida de casi 3.000 personas, en un momento en que las dimensiones de la tragedia de la pandemia del coronavirus añaden sal a una herida que sigue sin cerrar y que cambió al país.

Con actos en Nueva York, el Pentágono y en Shanksville (Pensilvania), el país recordó unos atentados que llevaron a EEUU a una costosa y aún inconclusa guerra contra el terrorismo global y cambiaron la manera en la que el mundo se enfrenta al problema de la seguridad y la confianza en los demás.

A las 8.46 de la mañana (12.46 GMT), en un flamante World Trade Center en el que se sigue construyendo, se escucharon las campanadas que marcan el momento en el que el vuelo 11 de American Airlines impactó contra la torre norte y que supuso el comienzo de una jornada de pesadilla para la ciudad de Nueva York, que perdió a más 2.600 personas en pocas horas.

El presidente Donald Trump, rindió tributo a los muertos desde el monumento levantado en el páramo en el que se estrelló el vuelo 93 de United con 40 pasajeros y cuatro secuestradores, al que también acudió horas más tarde su rival en las elecciones de noviembre, Joe Biden.

“Los héroes del vuelo 93 son un recordatorio inmortal de que sin importar el peligro, sin importar la amenaza o las posibilidades de éxito, Estados Unidos siempre se levantará con altura y peleará”, señaló el mandatario en un discurso sobrio en el que llamó a la unidad.

Los pasajeros del vuelo 93, que partió de Newark (Nueva Jersey), decidieron rebelarse contra los secuestradores y en el forcejeo llevaron al avión a entrar en barrena sobre Pensilvania, frustrando así el supuesto plan de estrellar la aeronave en el edificio de Capitolio en Washington.

“Nos comprometemos a ser una sola nación estadounidense, a defender nuestras libertades, defender nuestros valores y amar a nuestro vecino; a celebrar nuestro país y cuidar a nuestras comunidades; a honrar a nuestros héroes y no olvidar jamás”, aseveró Trump en un tono poco habitual para alguien que utiliza todos sus eventos como plataforma electoral.

La jornada dejó un gesto conciliatorio en un año electoral especialmente bronco cuando Biden y el vicepresidente, Mike Pence, se saludaron tras la ceremonia en la llamada “Zona Cero” de la tragedia. Debido a las medidas por la pandemia de la COVID-19 sólo los familiares tuvieron acceso a la ceremonia en Pensilvania, en el Pentágono y al monumento que señala el vacío que dejaron las Torres Gemelas y que ha grabado en piedra el nombre de todas las víctimas.

Conmemoración se une a tragedia del coronavirus

La conmemoración del 11S este año es especialmente dura para Nueva York, donde las banderas llevan casi seis meses a media asta en señal de luto por las más de 23.700 muertes que ha provocado la pandemia de la COVID-19 y que se cebó con la ciudad en abril. El continuo goteo de muertes y el obligado confinamiento, del que la ciudad comenzó a recuperarse con la llegada del verano, puso a la enérgica Nueva York en sus peores horas desde el 11S.

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