Nuestro Dios no es mudo, no es una estatua ni una imagen, el Todopoderoso reina, el universo rota entre sus manos, el multiverso gravita en su cabeza… y dijo el profeta Amós: “Si el león ruge, ¿quién no temerá?, Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?

Sus argumentos son conocidos de quienes le buscan, sus hijos se recuestan en su pecho, sus siervos dependen de él, su pueblo no lo puede esconder, Él es el sol de justicia. Él mira a quien pervierte el camino de los humildes, humilla al desvalido y se enriquece del necesitado, reclama a quien puede, debe y fue llamado pero esquiva, no paga y huye. En un mismo día el simple y el sabio son juzgados, más quien no la debe no la teme.

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