1.- Onelio Espaillat, fue condenado en 1973,  conjuntamente con otros dirigentes del MPD, a cumplir tres años de prisión y al pago de RD$ 2, 000.00 de multa. Sus camaradas, al igual que él, cumplieron la sanción de privación de libertad y pagaron el monto económico, pero Onelio no disponía de dinero para hacer efectiva la multa.

2.- En una visita que le hice a Onelio Espaillat, en su domicilio en Santiago, este me informó que estaba en una situación difícil, ya que, además de su precaria salud y la presencia de un servicio policial en la puerta de su casa, se veía en la imposibilidad de pagar la multa que le habían impuesto los tribunales. Le dije que hablaría con mi amigo y colega Jorge Blanco, para ver qué labor se podía hacer para obtener el monto de la multa.

3.- Jorge Blanco y yo regresamos donde Onelio, hablamos con él y le dijimos que formaríamos un comité integrado por personas democráticas, para recaudar los dos mil pesos, a fin de que pagara la multa y obtuviera su completa libertad, pero que poníamos como condición que solo el comité que se formara tendría derecho a decidir la forma de la recaudación. Onelio aceptó. De inmediato se formó el comité.

4.- El 3 de junio de 1974, el doctor Salvador Jorge Blanco y yo hicimos un llamamiento al pueblo de Santiago diciéndole que la comunidad de Santiago, que siempre ha dado notas de sensibilidad, se mantiene pendiente de la situación por la cual atraviesa Onelio Espaillat, quien todavía guarda prisión domiciliaria en su residencia de esta ciudad, en razón de que, no obstante que han pasado más de tres años de la fecha de la sentencia, como no ha pagado los RD$2,000.00 de multa, se mantienen los efectos de la prisión.

5.- Después de una campaña hecha principalmente por la radio de la ciudad, el domingo 23 de junio de 1974, más de trescientos hombres y mujeres de Santiago, entre los cuales había estudiantes, sacerdotes, obreros, seminaristas, abogados y otros profesionales, se lanzaron a las calles, casa por casa, pidiendo algo para la libertad de Onelio Espaillat, llevando como identificación una carta y una banderita que decía: «Dame algo para la libertad de Onelio».

6.- Salvador Jorge Blanco y yo, nos mantuvimos en la Alianza Cibaeña, desde las siete de la mañana para recibir los aportes que se hicieran personalmente. El primer aporte que llegó fue de un señor de El Mamey, quien entregó un peso. Luego vino un aporte significativo de Marcelo Bermúdez.

7.- De inmediato comenzaron a llegar los recaudadores. Todos venían contentos, optimistas, interesados en saber cuánto se había recolectado; algunos preguntaban: ¿faltan muchos cuartos para llegar a los dos mil pesos?

8.- El padre Esteban, un sacerdote militante por la causa de los humildes, ese domingo visitaba constantemente los barrios marginados para ver cómo marchaba el trabajo de recaudación; luego volvía y me decía: Negro, ¿hacen falta muchachos en algunos barrios?

9.- El Ing. Eulogio Santaella, el domingo de la recaudación cambió momentáneamente de profesión: hizo la labor de contabilidad junto con el Lic. Juan Guillermo Franco. El doctor Conrado González Monción y el licenciado Domingo Fadul, se encargaron del transporte; la licenciada Dilenia de Rodríguez, la viuda Minaya, el doctor Rafael Nicolás Gómez, el bachiller Tiagarlay Núñez, Germania Luna y las esposas de algunos miembros del Comité, después de terminar la labor de recaudación en sus respectivas zonas, se encargaron de recibir el dinero.

10.- Los barrios marginados demostraron gran sensibilidad, y fue de donde se recibieron los mayores aportes. Los sobres de barrios tales como Pueblo Nuevo, La Joya, Los Pepines, Los Jazmines, Camboya, Corea, Vietnam, Buenos Aires, Bella Vista, ensache Libertad. El Ciruelito, ensanche Bermúdez y otros llegaban a la Alianza Cibaeña con buenas sumas en monedas. El pueblo de Santiago respondió al llamado de solidaridad y humanismo que se le hizo. Al terminar la jornada, el doctor Salvador Jorge Blanco y yo, en nombre del Comité, emitimos un documento en el cual expusimos  que  la recaudación había llegado a la suma de  RD$ 4, 072.80

11.- Se pagó la multa y Onelio Espaillat quedó en libertad. Con la suma restante se abrió una cuenta y de ella se extraía una cantidad mensual, con la autorización de Guillermina –la esposa de Onelio–, para pagar la educación de sus dos hijos que vivían junto a ellos en la calle Sabana Larga de la ciudad de Santiago.

 

Ahora, el dinero por el cáncer  de El Che

  1. a) La forma para obtener el dinero para pagar la multa de Onelio, respondía a aquel momento, a la coyuntura política y social que vivía el país para la ocasión.

 

  1. b) Ahora, para pagar los medicamentos que necesita José Antonio López, El Che, Santiago y el país, deben demostrar solidaridad, en razón de que el Gobierno Central ha hecho caso omiso a la petición de que cubra  los costos   que necesita El Che, para enfrentar el cáncer que padece.

 

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