La política exterior de un Estado se basa en un profundo conocimiento de la realidad internacional en la que se desenvuelve y sobre la que pretende influir.

Solo así una Nación puede sacar provecho de las oportunidades y en lo posible, evitar los riegos que se le presenten. Pues no cabe duda de que la Humanidad forma una unidad y aunque si pudiera haber vivido Naciones separadas y aisladas en el pasado, hoy en día, ya no es posible y en el día de mañana lo será mucho menos aun. Los Estados no pueden vivir en el aislamiento.

Se ven obligados a mantenerse en constante comunicación para mejorar sus intereses comunes, y arreglar sus divergencias, ya sean de orden moral, jurídico o material. Cada Estado tiene fuera de sus intereses particulares, otros intereses comunes, y lo que caracteriza al mundo moderno, lo que le distingue esencialmente del antiguo, es la tendencia de los Estados a acercarse unos a otros para formar una especie de cuerpo social, apoyado en la reciprocidad.

Hago esta larga reflexión para referirme a los nuevos lineamientos de política exterior del nuevo gobierno. A lo largo de la campaña electoral y en los días posteriores al triunfo del presidente Luis Abinader.

El canciller Roberto Álvarez ha dejado algunas pinceladas de lo que sería su programa de política exterior. Y recientemente dijo ante la Cámara de Comercio Dominico-Italiana cito: “el Caribe es el espacio geográfico natural para República Dominicana y en general el país ha vivido de espalda a él”. Entre esos enfoques me permito hacer una brevedad de los mismos, y que cito a continuación.

Modernizar el Ministerio, establecer una política coherente para la comunidad en el exterior y fortalecer la agenda con el vecino país de Haití. Recompensar los lazos con la Comunidad del Caribe (CARICOM), fortalecer la relacion estratégica con Estados Unidos de América, profundizar e incrementar las relaciones con Latinoamérica, vigorizar los vínculos con Europa y Canadá, Dinamizar los lazos con India, Japón, Corea del Sur y otras naciones asiáticas, establecer una política coherente hacia la República Popular de China, promover las relaciones con África y Oceanía y nuestra presencia en los organismo internacionales.

Todas esas relaciones exteriores son importantes. Por supuesto. Pero hay relaciones especiales. Estados Unidos representa una de ellas por muchas razones: cercanía geográfica y más de un millón de dominicanos. Y Haití también, vecino fronterizo y con excelente comercio a diario.

Para concluir, el rumbo general de esa nueva política exterior ha de ser fijado por el presidente de la República, y ejecutada por un canciller de su entera confianza y conocedor de los temas internacionales y con experiencia. Y bien dispuesto a enfrentar estos desafíos que son fundamentales para la prosperidad futura del país.

El autor es periodista y diplomático.

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