Desde diferentes esquinas del gobierno de Luis Abinader le han entrado a dos manos a lo que fue el buque insignia y niña bonita de Danilo Medina: las visitas sorpresa, presentada en su tiempo como el mayor ejercicio de reivindicación de los productores. Cuestionan sus donaciones de equipos, y ahora ponen en tela de juicio el programa de financiamiento, y específicamente, sobre el destino de más de RD$6,500 millones, y hasta hablan de repartidera de dinero. Como van las cosas, y según se adelanta, habría sido la “gran estafa”. Sorprende y extraña el silencio del litoral del expresidente Medina. ¿Dónde están sus colaboradores, los que llevaron en sus hombros el montaje de las visitas?