María Cáceres se siente agradecida de Dios que le da las fuerzas y la disponibilidad para ayudar a su pueblo y de su familia por apoyarla siempre

María Isabel Cáceres es un ejemplo de voluntad que trasciende la filantropía para trasformar y mejorar la vida de las personas a las que toca.

El sueño de erradicar la desigualdad social, el trabajo infantil y la falta de acceso a la educación para las niñas ha sido continuado por ella desde los diferentes roles desempeñado en el Patronato Casa Albergue de Martina, a través del cual ofrece y se involucra en soluciones sociales para el bienestar y educación de niñas en condiciones de vulnerabilidad.

Y es que el altruismo y la solidaridad son la esencia de Chachi, como es conocida, quien lleva en sus venas la voluntad de ayudar a las más vulnerables.

1. Infancia inolvidable
Nací en Moca el 2 de Julio del 1964, donde pasé una infancia maravillosa e inolvidable llena de amor, cuidados y protección. Vivíamos en las afueras de la ciudad en mi querida Estancia Nueva, que para ese tiempo era poco poblada. Allí pasé una niñez sabia, en contacto con la naturaleza. Recuerdo que a ese sitio le llamaban la Sabana de los Cáceres, pues eran cuatro casas que componían el terreno. En una de ellas vivían mis abuelos paternos, en otra mis bisabuelos, yo junto a mis padres y hermanos vivíamos en otra y mis tíos Moncho y Clarissa con sus hijos en otra”.

2. Familia unida
Vengo de una familia muy unida. Mi padre Mario Cáceres es mi orgullo, un ser irrepetible, honesto, entregado a servir y ayudar a los demás, siempre preocupado por la economía del mundo y sobre todo de nuestro país, en los que necesitan ayuda. Mi madre Ida Perdomo de Cáceres es un ser extraordinario, pendiente de sus hijos, nietos y biznietos. Es una mujer muy humilde, con mucha fe en Dios y amor a la Virgen María. Ambos nos inculcaron los mejores valores, sobre todo el amor a Dios, el respeto, la humildad y la solidaridad con el necesitado. Tengo tres hermanos, Ana María, somos muy unidas. Tadeo es mi único hermano, es muy familiar y cariñoso. La más pequeña, Pierina llegó de sorpresa cuando ya éramos adolescentes. Al llevarle tantos años, creíamos que era nuestra hija y así la hemos tratado como nuestra chiquita”.

3. Abuelos paternos y maternos
Vivir cerca de mis abuelos paternos fue el mejor regalo. Nos juntábamos todos en la casa de Papá Tuto y Mamá Ñaña como le decíamos, compartíamos todos los días con ellos la comida rica hecha en su casa, pero sobre todo el cariño y mimos de unos reales abuelos. Ellos eran los ingredientes principales de nuestra familia. Al ser mis abuelos tan familiares nunca faltaba un motivo para estar juntos, hacían comidas domingueras, cumpleaños y hasta sin algún motivo especifico podíamos llegar a la casa y encontrar una comida sabrosa hecha con mucho amor por Emilia, la señora que la ayudaba en la casa. Siempre esperábamos con ansias las vacaciones de verano y las navidades, pues venían los tíos y primos desde Santo Domingo y de Nueva Orleans mi Tío Moncho y su familia. Incluso, mi primer viaje fuera del país fue a su casa, lo visité junto con mi hermana y mis abuelos. Fue un viaje maravilloso que nunca olvidaré pese a ser muy niña”.

4. Biznieta de Mon Cáceres
Soy biznieta de Ramón Cáceres, papá Món como le llamaban, fue Presidente de la República, y de Narcisa de Cáceres, nuestra querida Mamá Chicha, a quien conocí y traté por muchos años. Nunca olvido la casa donde vivían, ahí pasamos momentos mágicos junto a mis tías cuando iban todas las tardes a jugar canastas en la inmensa y bella galería. Cuando llegábamos teníamos que saludar a cada una de ellas con un beso y despedirnos con otro. Creo que por eso es que me gusta saludar tanto. Con todas ellas aprendí muchísimo de esa linda historia de mi familia. También tuve la dicha de tener mis abuelos maternos muy presentes. Aunque vivían en el centro de la ciudad, frente al Parque Central lo visitábamos mucho, nos pasábamos fines de semanas y vacaciones. Mi abuelo Vinicio Perdomo era cariñoso y consentidor, tenía una agencia de carros y cuando íbamos de vacaciones trabajábamos con él. Como somos muchas primas, cuando lo visitábamos dormíamos en colchones en su habitación. Cuando el Ciclón David en 1979 nos pasamos un tiempo largo en su casa, junto a mis primas iba todos los días al Cabral y Báez de Santiago como voluntaria de un grupo de mujeres a ayudar a los enfermos”.

5. Formación académica
Me formé en el María Auxiliadora, un colegio de monjas muy estrictas y preparadas a quienes les agradezco mi formación en valores, en la fe católica, acompañada de una excelente formación académica. Teníamos profesoras españolas, francesas y de otros países. En ese colegió cultivé muchas amigas y amigos que casi 40 años más tarde conservo y siguen siendo parte importante de mi vida. Cuando terminé el bachillerato me inscribí en la Universidad Católica Madre y Maestra, donde estudié Ingeniera en Sistemas y Computación. Allá conocí a Rafael Octavio Silverio Galán, que hoy es mi esposo y también estudiaba allá. Kuky como le llamamos, se enamoró locamente de mí, de mis piernas según me dice. Después hice una maestría en Dirección de Empresas en Barna Escuela de Alta Dirección”.

6. Primer trabajo
Mi primer trabajo fue una experiencia maravillosa. Cuando me casé con Kuky, nos fuimos a Puerto Plata donde lo ayudé abrimos un gimnasio, tienda y salón de belleza en el hotel Heavens de Playa Dorada. Digo que fue una experiencia maravillosa, porque era el tiempo brillante de la provincia, había muchos turistas hospedados en el hotel y las ventas eran excelentes, conocimos personas de diferentes lugares y a la vez aprendimos a administrar lo que teníamos en las manos. Para ese tiempo salí embarazada de mi primer hijo Emmanuel y desde que nació mi vida cambió. Varios meses después, recibí la linda noticia de que esperábamos una hermosa niña, Marina Isabel, más tarde recibimos la llegada de mi tercer hijo Rafael Octavio, otra gran bendición. Pero cuando mis hijos estaban grandecitos, llegó María Isabel, la Matililla más bella de la casa quien vino a completar la familia. También tengo un hermoso nieto, Diego Rafael de 7 meses, que es la más grande bendición”.

7. Instituciones benéficas
Desde que llegué a Puerto Plata hace 34 años, lo primero que hice fue buscar instituciones benéficas donde ofrecer mi ayuda. Así llegué a la Casa Albergue de Martina, dirigida por varias personas mayores junto a las hermanas del Perpetuo Socorro. Su fundadora, Martina Alfonseca fue una trabajadora de la calle arrepentida de lo que hacía y comenzó ayudar a niñas para que ellas no hagan lo mismo. Trabajé muchos años de la mano de esos ángeles que desde el cielo guían y protegen la Casa, como don Pepe Finke y doña Argentina Capobianco. Doña Gladys Herrera de Finke sigue con nosotros, aunque no de lleno por limitaciones de la edad. El Patronato también lo conforman mujeres valiosas y entregadas como Ivelisse de Mariotti, Mirna Redondo, Ángela Mella, Isabel Myreli, Altagracia de Camps, Erika de Finke, Gloria de Coco, Bernardita de Finke, Sandra de Redondo y Vivian de Finke. Entre todas tratamos de hacer lo mejor posible para que esas niñas tengan una vida equilibrada y feliz, con todas sus necesidades cubiertas”.

8. Programas de bien social
Desde muy joven me he involucrado en asuntos de bien social, me apasiona ayudar a los que me necesitan. Cada vez que veo que se materializa una ayuda para quien trabajo es mi mayor satisfacción y alegría. Lo siento en el alma. Los logros que hemos obtenido a nivel social me comprometen más a seguir dando de mí y cada día me doy cuenta que si luchamos por algo y por supuesto con la ayuda de Dios, se consiguen las cosas. Una de las cosas que más llenan mis días es mi servicio a mi iglesia, soy católica, pertenezco a la Comunidad Siervos de Cristo Vivo, donde siento una felicidad inmensa de servir a mi Señor, él es quien me acompaña en este trayecto que muchas veces no es tan fácil junto a la protección de La Virgen María”.

9. Construcción de la casa hogar
Hace muchos años ganamos el Premio Brugal Cree en su Gente. Fue una experiencia maravillosa para nosotros, ya que con ese dinero pudimos construir la Escuela Hogar Casa Albergue de Martina que hoy en día tiene mil 790 niños y niñas. Es una escuela con una enseñanza académica excelente, cristiana católica y con una alta enseñanza en valores. Las personas de Puerto Plata ven esa escuela como si fuera un colegio privado y eso para nosotros es una felicidad muy grande. Quisiéramos poder acoger más niñas, pero lamentablemente no tenemos como albergarlas. En la casa albergue las 20 niñas acogidas actualmente y las casi 400 que han transitado por este hogar encuentran un espacio digno que garantiza sus derechos fundamentales e inalienables. El perfil que tomamos en cuenta para que las niñas puedan ingresar a la casa albergue es generalmente de madres trabajadoras sexuales, de padres con vicios de drogas, así como de padres y madres que tienen que dejar solas a sus hijas en la casa para ir a trabajar. Este engranaje de protección y defensa de las niñas está avalado por las autoridades, ya que tenemos un acuerdo con la Procuraduría para en caso necesitáramos de su ayuda. También, contamos con la colaboración de la Sociedad Benéfica Amor y Paz”.

10. Experiencia gratificante
La experiencia más gratificante sin dudas y sin pensarlo dos veces es la de ser mamá. He recibido muchas bendiciones en mi vida, ninguna más grande que la familia que Kuky y yo hemos construido. Ahora esa alegría extendida con un hermoso nieto que es un nuevo amor. Mi familia es mi mayor bendición, mis padres unos seres maravillosos que vinieron a este mundo a darnos amor, vivir para nosotros, sus cuatro hijos, sus once nietos y sus cuatro bisnietos. Sus vidas giran alrededor de todos nosotros. Tengo unos hermanos maravillosos, siempre pendiente uno con el otro, nos alegramos con nuestras alegrías y sentimos nuestras tristezas. Haber ayudado a mi esposo a organizar la empresa fue la mejor experiencia y satisfacción que he sentido a lo largo de mi vida laboral”.

Momento inolvidable

“Cuando recibí el Premio Mujeres que Cambian el Mundo del Banco BHD León fue un momento inolvidable para mí. Esa premiación me llena de regocijo, porque hace posible que otras personas e instituciones conozcan los proyectos que se están realizando y sumen sus brazos solidarios a favor de la comunidad. Lo recibí con mucha alegría y agradecimiento, pero sobre todo con humildad y el compromiso de seguir sirviendo a los que más me necesitan.

Sentí una inmensa alegría cuando me llamaron, pues aunque no trabajamos para ser premiadas, se siente lindo que nos tomen en cuenta. Pero el gran premio que me llevé fue el haber conocido tantas mujeres valiosas que dan tanto a su país, que luchan por un mundo mejor en su entorno y lo cuanto se aprende de ellas. Todas esas mujeres con su trabajo sí que cambian el mundo.

Me siento muy agradecida de Dios que me da las fuerzas y la disponibilidad para ayudar mi pueblo y de mi familia por apoyarme siempre. Pido a Dios que me permita seguir aportando con un granito de arena por un mundo mejor, más igualdad entre todos y mejor calidad de vida”.

Orgullo
Mis padres se desvivían por darnos mucho tiempo, acompañamiento, todo el amor que un hijo necesita. Ellos nos inculcaron los mejores valores, sobre todo el amor a Dios, el respeto, la humildad y la solidaridad con el necesitado.
Recuerdos
Tuve la dicha de tener mis abuelos maternos muy presentes, aunque vivían en el centro de la ciudad, lo visitábamos mucho”.
Apoyo
Cuando el Ciclón David, junto a mis primas iba todos los días al Cabral y Báez de Santiago como voluntaria a ayudar a los enfermos”.
Cónyuge
En la PUCMM conocí Kuky, que hoy es mi esposo, también estudiaba allá. Él se enamoró locamente de mí, de mis piernas, según me dice”.
Colaboración
Desde que llegué a Puerto Plata hace ya 34 años, lo primero que hice fue buscar instituciones benéficas donde pudiera ofrecer mi ayuda”.
Descendencia
Soy biznieta de Ramón Cáceres, papá Mon como le llamaban, él fue Presidente de la República, y de Narcisa de Cáceres, nuestra querida Mamá Chicha, a quien conocí y traté por muchos años.

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