Hace tres años Daysi Acevedo decidió empujar un carrito de sueños en el que prepara con amor interesantes frío frío

Ante el deseo de emprender un sueño propio y no hacer realidad el de otro, Daysi Acevedo a la edad de 37 años, envuelta en las responsabilidades que demandan la etapa de la adultez decide emprender un negocio que cada día está más cerca de cumplir con su objetivo.

“Chupirul & Raspillao” es como el bebé de Acevedo, al que lleva ya tres años dedicando su tiempo, esfuerzo y trabajo. Se trata de un carrito de frío frío que va por las calles enfriando a los clientes que se atreven a formar parte de esta refrescante aventura. “Lo que hace que Chupirul sea la diferencia entre otros frío frío, además del control de calidad y su presentación, son sus interesantes sabores y mezclas, que incluyen además de los típicos y artificiales como frambuesa, chicle, uva y fresa, también ofrecen sabores de frutas producidas en los campos dominicanos, como la jagua, el tamarindo, la guayaba, el mango, la piña, la chinola y el coco, estos últimos a base de la fruta natural”, cuenta Acevedo a este medio en una entrevista especial para Caribe Emprendedores.

Beberse un Chupirul es más que tomarse un frío frío, es toda una experiencia que incluye música, luces y la gentil atención de las ChupyChicas y ChupyChicos, nombre con el que ha bautizado Daisy a sus ocho colaboradores.

Además de la venta de la refrescante bebida y ante el crecimiento del negocio y la demanda, la emprendedora también ofrece servicios a fiestas, en la que incluye algodones de azúcar y palomitas. Estos servicios e información sobre los horarios, pueden ser confirmados a través de sus red social Instagram, @chupirulyraspillao o su número de contacto 809-998-8895.
Origen de Chupirul

La idea de crear este negocio nace de un casual encuentro que tuvo Acevedo un día con un carrito de frío frío ambulante, algo que considera una coincidencia porque en esos días estaba pensando cuál sería el próximo proyecto con el que intentaría una vez más salir adelante, pues antes de Chupirul, tuvo un primer intento con un pequeño restaurante pero no resultó.

“Yo emprendí un pequeño restaurante, duré un año y seis meses, no me cuadró. Me quedaron muchas deudas, ya luego que yo saldé las deudas con mi otro trabajo, empecé a pensar en un nuevo proyecto, entonces un día crucé por un sitio, vi un carrito de frío frío y dije: ‘yo voy a poner un carrito de frío frío’”, agregando que su idea era hacer que el suyo, marque la diferencia.

Otra circunstancia que generó la creación del negocio, era la responsabilidad de sustentar a su familia económicamente. Acevedo es madre de dos niños, uno de ellos con una condición especial y también sentía el compromiso y deseo de ayudar a sus padres de escasos recursos, pero a pesar de los contratiempos y vicisitudes, eso nunca la detuvo.

15 kilómetros empujando un sueño

Introducido con la frase de que “cuando emprendes tienes que tomar muchos riesgos”, Daisy destacó que una de las cosas más difíciles que tuvo que enfrentar fue desafiar su contextura física, siendo una mujer se atrevió a salir adelante con este proyecto que además de disposición requiere de mucha fuerza.

Cuando inició, estaba prácticamente sola. Según narra, a diario recorría 15 kilómetros pasando por las inmediaciones de Villa Juana, el Capotillo, Simón Bolívar, Ciudad Nueva y Santa Bárbara.

“15 kilómetros que incluían lomas y calles difíciles de transitar, empujando y pedaleando un carrito que con el hielo y las botellas pesaba alrededor de 300 libras. Aparte de eso, escuchando comentarios como ‘tú eres una mujer’, ‘búscate un marido que te mantenga’ y un sin número de cosas”.

Los comentarios negativos que llegó a escuchar, no venían únicamente de la gente de la calle, sino también de la familia. Sus propios padres le llegaron a preguntar incluso si se estaba volviendo loca por el tipo de negocio que era y lo que conllevaba, pero entendía que se debía a que ellos no lo veían de la misma forma que ella. “Cuando tú tienes una idea, si otra persona no la tiene, no puedes pretender que va a tener la aceptación porque no va a entender, entonces esa fue una de las más difícil”, indicó la emprendedora que hoy tiene cuatro carritos trabajando en las calles.

También reveló que incluso le llegaron a robar un carrito y se lo llegaron a detener.

“Han sido tres años de mucho trabajo y esfuerzos, me robaron un carro y me han llevado los carritos presos porque hay sitios en los que no tienes permisos para transitar”.

Origen del nombre

Es una combinación de dos tipos de frío, el Raspilla dicen en otros países el frío, y Chupyrul, una modalidad el mismo frío. “Cuando empecé a buscar el nombre quería uno que nadie lo tuviera y cuando investigué todos los países normalmente tienen una bebida típica familiar al frío, otro nombre, otro concepto para otro tipo de paladar. Ahí me surgió la idea del nombre”.

Mensaje a nuevos emprendedores

Pero todo el esfuerzo que ha costado levantar hoy Chupirul & Raspillao, han servido de lecciones y enseñanzas que comparte a otros emprendedores con la intención de que también venzan el miedo a empezar o fracasar.

“Detrás del miedo es que está el éxito, tienes que emprender, saber que nada es fácil y entender que todo es al tiempo de Dios, porque por más que tú batas un reloj de arena, cada granito va a caer cuando tiene que caer pero tiene que ser persistente, día a día, noche a noche”.

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