Manchester. Hampshire tiene en sus manos la elección de un “front-runner” o favorito entre los demócratas que pujan por disputarle a Donald Trump la Casa Blanca después de los caóticos caucus de Iowa, en los que se proclamaron ganadores tanto el izquierdista Bernie Sanders como el moderado Pete Buttigieg.

Sanders parte con la ventaja que le da haber ganado aquí en 2016 con un 60% del voto y ser senador del vecino estado de Vermont, pero Buttigieg goza del factor sorpresa que ya explotó en Iowa. ¿Qué esperar en New Hampshire?

Nuevo Hampshire tiene blindado por ley organizar “las primeras primarias de la nación” en EE.UU. (en Iowa son caucus), algo que hace desde 1920 y que convierte a este pequeño estado de apenas 1,350,000 habitantes en clave para la carrera de fondo.

En las primarias del martes tan solo se reparten 24 delegados, una cifra casi irrisoria teniendo en cuenta que el elegido necesitará 1.990 en la Convención Nacional Demócrata que tendrá lugar en julio en Wisconsin, pero en una contienda secuencial el primer resultado influye en los demás.

“Se puede pensar que no es justo que un estado vaya primero todas las veces. Bueno, tal vez no sea justo que la ‘A’ sea la primera letra del alfabeto o el domingo el primer día de la semana o enero sea el primer mes”, sostuvo hace años Bill Gardner, la máxima autoridad electoral de New Hampshire.

A Gardner se le atribuye haber defendido con uñas y dientes el estatus de New Hampshire como “primero” frente a otros estados que han querido pasarle por delante a lo largo de los años.

Aquí se han puesto y quitado presidentes. Lyndon B. Johnson, por ejemplo, renunció a la reelección en 1968 tras cosechar malos resultados, pero Dwight D. Eisenhower salió en 1952 impulsado hacia la Casa Blanca sin ni siquiera pisar el estado. Ningún otro estado a partir de este martes volverá a ver a tantos candidatos durante tanto tiempo.

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