Qué bueno contar con amigos para desahogarnos. Una forma de cuidarlos es recordar que nuestros amigos también tienen sus problemas. Contar con su favor y apoyo no significa abusar de su bondad siempre hablando de los nuestros.
Hay que detenerse y preguntarse qué tanto escuchamos a los amigos o qué tanto les aportamos al conversar.
Personas que monopolizan las charlas, centradas en la exposición de sus amarguras; que soslayan qué tal se sienten los demás y no formulan soluciones para sus malestares ni los ajenos, agobian. Necesitamos los amigos para descargarnos, pero sin contribuir a cargarlos a ellos.
Hacer empatía con necesidades y urgencias de nuestros amigos, propósito que puede empezar por escuchar mucho más que hablar.