Un cóctel perdedor

La irrupción del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) apoyando las iniciativas de persecución de la corrupción del procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, sorprende. No era imaginable, dado el amplio esfuerzo…

La irrupción del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) apoyando las iniciativas de persecución de la corrupción del procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, sorprende. No era imaginable, dado el amplio esfuerzo mediático y político desplegado para hacer aparecer el expediente contra el senador Félix Bautista como una disputa entre peledeísta y una acción contra Leonel Fernández. Pisar a Bautista podría considerarse tirar piedras al chiquito, pero perseguir a Leonel es tamaña empresa con un PLD navegando prácticamente sólo en el mar de la política, y cuando el expresidente tiene notable influencia en importantes mecanismos de poder (las altas cortes, instancias del gobierno y el Congreso) y las encuestas lo señalan como el posible candidato si no se arma, la reelección de Danilo Medina, imposible sin reformar la Constitución.

El Conep fue preciso al escribir en su comunicado “el Ministerio Público no debe ser obstaculizado en el desempeño de sus funciones por nadie y mucho menos por los imputados o sectores políticos vinculados a los mismos”. Habló el Comité Ejecutivo cuyos 19 miembros representan las empresas más grandes y las principales organizaciones empresariales del país.

La salida al ruedo de la organización, reconocida como la máxima representación empresarial, fue seguida de inmediato de acciones de la Asociación de Industrias de la República Dominicana, de los principales grupos empresariales de Santiago y otras entidades; y para que la corriente tome fuerza, el embajador de los Estados Unidos, visitó a Domínguez Brito y habló a los periodistas sobre la “tolerancia cero” de Washington a la corrupción.

Estos acontecimientos dan un giro inesperado al caso de Bautista, quien contribuyó activamente a que su causa se descarrilara, al intentar crear un expediente político risible contra el Procurador General, primero atribuyendo su iniciativa anticorrupción a un desquite porque no apoyó las aspiraciones políticas de Dominguez Brito, y después -peor aún- al intentar desacreditarlo por violar la ley promoviendo sus aspiraciones presidenciales. Finalmente le puso la tapa al pomo al permitir que conocidos abogados defensores de narcotraficantes formaran una coalición contra el Procurador. Un cóctel perdedor que ha propiciado un gran escándalo que lo lleva al hundimiento público no importa lo que decidan los jueces.

¿Corresponde a las organizaciones empresariales y al embajador norteamericano, marcar la pauta en estas circunstancias? El Conep se anota un tanto porque el rechazo a la corrupción crece (muestran las encuestas). Esto no habría ocurrido si existiera en el escenario una oposición política fuerte y creíble. Pero lo que opera es un PRD eficientemente descuartizado por Miguel Vargas y un PRM paralizado por la decisión de Hipólito Mejía de volver al ruedo sin tener el apoyo de tiempos mejores.

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