Coleccionistas ceden sus valiosas reliquias al Archivo de la Nación

Un día, vecinos de un sector capitaleño se pusieron en contacto con un empleado del Archivo General de la Nación: “Aquí en la basura hay un buen número de longplay (LP)  y grabaciones que a ustedes podría interesarles”, dijo la persona…

Un día, vecinos de un sector capitaleño se pusieron en contacto con un empleado del Archivo General de la Nación: “Aquí en la basura hay un buen número de longplay (LP)  y grabaciones que a ustedes podría interesarles”, dijo la persona que no se identificó. De inmediato, una brigada del AGN se acercó al lugar y, efectivamente, se llevó a sus oficinas un “cargamento” de discos que fueron a parar a sus fondos fonográficos recién instaurados en la entidad.

Es solo una de las diferentes maneras en que el archivo ha ido organizando la memoria musical dominicana que no contaba con un organismo de este nivel para esos fines. Pero han sido los coleccionistas privados quienes se desprendieron de sus valiosas compilaciones, cediéndolas a esta dependencia cultural que, con la llegada del historiador Roberto Cassá, sufrió un cambio drástico a beneficio de la cultura.

Uno de esos melómanos fue el investigador y artista clásico Arístides Incháustegui, que llevó al AGN alrededor de 13,000 LP. Según explicó el encargado del departamento audiovisual, Juan Bautista Sánchez, en entrevista con elCaribe, estas personas entraron en contacto con ellos acercándose a sus ejecutivos o fueron contactados. Sánchez aspira a que en los próximos meses, el archivo inicie una relación de colaboración con los productores del país, quienes, estima, “deben conservar en sus archivos un buen material que puede servir para escribir capítulos importantes de nuestra historia artística”, indicó.

En el caso de Incháustegui, la institución recibió, en cantidad, un aporte significativo, “pero este material todavía no ha sido inventariado, ni catalogado y aún no está disponible al público, aunque estamos trabajando para saber con exactitud qué recibimos específicamente”, comentó Bautista Sánchez. No es posible, en este momento, determinar a qué artistas, época, géneros o nacionalidad pertenecen estos LP, que son catalogados en el archivo.

Fondo de Radio Guarachita

Además de las obras que adquirió el archivo, a partir de la donación del Museo de la Música Dominicana, empresas privadas como E. León Jimenes que aportó alrededor de cuatro mil unidades musicales. “Poco a poco, vamos nutriéndonos de estas discotecas que se forjaron en instituciones durante muchos años y que, por alguna razón, ya sus propietarios no pueden mantenerlas en sus espacios”, indicó Bautista Sánchez.

En aquellos años de La Voz Dominicana se desarrolló una época musical importante. El principal aporte que, desde que el pasado año el AGN puso en marcha su departamento fonográfico, llegó a sus depósitos, provino del veterano músico Germán Ramón Mella Chevalier que se desprendió de un total de 4,831 unidades, en diferentes formatos, que fueron grabados en los estudios de la televisora fundada en la dictadura de Trujillo.

“El merengue en formato big band tiene una presencia marcada en estas compilaciones que pertenecen a los años de La Voz Dominicana”, comentó Bautista Sánchez.

Un período todavía virgen desde el punto de vista investigativo, del cual pocos han escrito, corresponde a la era de Radio Guarachita, emisora propiedad de Radhamés Aracena que jugó un papel fundamental en la difusión y desarrollo de la bachata. “En los tiempos de esta emisora se usaba el formato reel-to-reel (grabadora de carrete), y gracias a un gesto de generosidad de Estevan Abelardo Cabreja recibimos un material valioso que se está digitalizando para su conservación”, dijo el funcionario del AGN.

Así se ha ido difundiendo, entre melómanos y coleccionistas, la labor que desarrolla esta institución cultural que aspira a tener todas estas obras a disponibilidad de la gente en un período a mediano plazo. De todas formas, personas que durante muchísimos años fueron adquiriendo discos en varios formatos, como es el caso de Abelardo Cabreja, José Blanco Capellán y Luis Espinal, se acercaron al archivo para confiarles sus valiosas colecciones.

Este es solo el principio de una fonoteca, organismo de recién creación que empezó a tomar forma gracias a Tommy García, director del Museo de la Música Dominicana, que hizo la primera donación importante al Archivo General de la Nación. Juan Bautista Sánchez habla con optimismo sobre el futuro de esta subdivisión porque en el país “debemos desarrollar una política de rescate, debemos inventariar todo lo que se ha producido en el mercado en su historia musical. Falta mucho, lo mejor es que ya comenzamos”.

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