Cuanto más rápido, mejor

El Poder Ejecutivo sometió a final de la semana pasada el Proyecto de Ley de Bonos Globales por US$1,000 millones estipulados en el Presupuesto…

Cuanto más rápido, mejor

El Poder Ejecutivo sometió a final de la semana pasada el Proyecto de Ley de Bonos Globales por US$1,000 millones estipulados en el Presupuesto General del Estado del 2013, para el financiamiento parcial del déficit del Gobierno Central de e

El Poder Ejecutivo sometió a final de la semana pasada el Proyecto de Ley de Bonos Globales por US$1,000 millones estipulados en el Presupuesto General del Estado del 2013, para el financiamiento parcial del déficit del Gobierno Central de este año, estimado en RD$70,302 millones (US$1,690 millones).

Desde septiembre del año 2001, el Gobierno dominicano ha venido incursionando en el mercado global de capitales colocando instrumentos de deuda pública para financiar una parte de su déficit fiscal, tal y como hacen la mayoría de los gobiernos de los países desarrollados y de las economías emergentes del mundo.

La información sobre los precios a que se colocan los bonos, las tasas de interés o cupones que se acuerdan, los rendimientos que generan y las transacciones diarias que se producen cuando se compran y se venden dichos bonos en el mercado secundario, es abundante e instantánea. Es por eso que este mecanismo de financiamiento es considerado como uno de los más idóneos y transparentes. A diferencia de los préstamos atados a la compra de bienes y servicios a empresas de los países de los bancos acreedores, el costo del financiamiento en que se incurre cuando se colocan bonos globales, conocidos también como bonos soberanos cuando el emisor es un gobierno, es claro, preciso y totalmente transparente.

Otro de los beneficios que genera este tipo de financiamiento es la información que provee a las empresas del país emisor, en caso de que estén contemplando financiarse en el mercado global de capitales colocando bonos corporativos. El rendimiento que generen los bonos soberanos en el mercado global de capitales, permite a las empresas contar con una referencia (“benchmark”) para determinar cuánto tendrían que pagar de intereses, si decidiesen colocar bonos corporativos en el mercado global de capitales. Claro, ajustando por diferencias hacia arriba o hacia abajo en la calificación de riesgo.

De finales del 2012 a mediados de enero del 2013, los márgenes o spreads sobre la tasa del Tesoro de los Estados Unidos de los bonos soberanos de los mercados emergentes mostraron una baja considerable, cayendo en promedio 160 puntos base (1.6%). La baja en el margen de los bonos latinoamericanos fue de 140 puntos base (1.4%).  Los bonos dominicanos mostraron una caída mayor de su margen, al descender 279 puntos básicos (2.79%).

La caída en el margen de los bonos dominicanos explica el descenso considerable en el rendimiento que dichos bonos ofrecen en el mercado secundario. Mientras el bono con vencimiento 2018 ofrecía un rendimiento de 5.80% a final del 2012, el viernes pasado el rendimiento era de 3.75%, para una caída de 2.05%. El bono que vence en el 2021, que ofrecía un retorno anual de 7.66% a final del 2012, ahora ofrece 4.41%, para una caída de 3.25%. El bono que vence en el 2027 ofrecía un rendimiento a final del 2012 de 8.14% anual si alguien lo compraba en el mercado secundario. Ahora ofrece 6.17%, para una caída 1.97%.

Es cierto que el rendimiento de 4.49% en el bono dominicano que vence en el 2021 y que tiene una “vida promedio” de 7.29 años, es de los más altos entre los  latinoamericanos con vida promedio similar. Los bonos de Perú, Chile, México y Brasil ofrecían rendimientos entre 1.88% y 2.15% el pasado viernes en el mercado secundario.

La razón del por qué nosotros ofrecemos el doble del rendimiento que ofrecen esos gobiernos se debe a que nuestra deuda es calificada muy por debajo de la de esos países. Moody’s, por ejemplo, califica la deuda chilena nueve escalones por encima de la dominicana, la mexicana cinco y la brasileña y peruana cuatro. Por eso nosotros no podemos, todavía, colocar bonos al 2% anual.

La decisión tomada por la presente administración de reducir significativamente el déficit fiscal en el 2013 y eliminarlo en el 2016, crearía las condiciones para mejoras de nuestra calificación de riesgo, siempre y cuando el esfuerzo fiscal se traduzca en un aumento significativo de las reservas de divisas del sistema bancario consolidado.

A pesar de lo anterior, la realidad es que los niveles actuales de los rendimientos de los bonos dominicanos son los más bajos desde que el país incursionó en el mercado global en septiembre del 2001. La enorme liquidez que hay en los mercados globales, la aversión de los inversionistas financieros de seguir colocando recursos en bonos de gobiernos europeos, y la prudencia fiscal y madurez financiera exhibidas por Latinoamérica en los últimos años, explican en buena parte el porqué hoy podríamos colocar bonos soberanos a 10 años en la vecindad del 5%.

Ojalá que el Congreso dominicano apruebe el Proyecto cuánto antes, pues nadie sabe cómo reaccionarán los mercados con la batalla prevista entre republicanos y demócratas en los Estados Unidos, los primeros condicionando el aumento del tope de la deuda que necesitan los últimos, a la magnitud de recortes en el gasto que quieren los republicanos y rechazan los demócratas.

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El Poder Ejecutivo sometió a final de la semana pasada el Proyecto de Ley de Bonos Globales por US$1,000 millones estipulados en el Presupuesto General del Estado del 2013, para el financiamiento parcial del déficit del Gobierno Central de este año, estimado en RD$70,302 millones (US$1,690 millones).Desde septiembre del año 2001, el Gobierno dominicano ha venido incursionando en el mercado global de capitales colocando instrumentos de deuda pública para financiar una parte de su déficit fiscal, tal y como hacen la mayoría de los gobiernos de los países desarrollados y de las economías emergentes del mundo.

La información sobre los precios a que se colocan los bonos, las tasas de interés o cupones que se acuerdan, los rendimientos que generan y las transacciones diarias que se producen cuando se compran y se venden dichos bonos en el mercado secundario, es abundante e instantánea. Es por eso que este mecanismo de financiamiento es considerado como uno de los más idóneos y transparentes. A diferencia de los préstamos atados a la compra de bienes y servicios a empresas de los países de los bancos acreedores, el costo del financiamiento en que se incurre cuando se colocan bonos globales, conocidos también como bonos soberanos cuando el emisor es un gobierno, es claro, preciso y totalmente transparente.

Otro de los beneficios que genera este tipo de financiamiento es la información que provee a las empresas del país emisor, en caso de que estén contemplando financiarse en el mercado global de capitales colocando bonos corporativos. El rendimiento que generen los bonos soberanos en el mercado global de capitales, permite a las empresas contar con una referencia (“benchmark”) para determinar cuánto tendrían que pagar de intereses, si decidiesen colocar bonos corporativos en el mercado global de capitales. Claro, ajustando por diferencias hacia arriba o hacia abajo en la calificación de riesgo.

De finales del 2012 a mediados de enero del 2013, los márgenes o spreads sobre la tasa del Tesoro de los Estados Unidos de los bonos soberanos de los mercados emergentes mostraron una baja considerable, cayendo en promedio 160 puntos base (1.6%). La baja en el margen de los bonos latinoamericanos fue de 140 puntos base (1.4%).  Los bonos dominicanos mostraron una caída mayor de su margen, al descender 279 puntos básicos (2.79%).

La caída en el margen de los bonos dominicanos explica el descenso considerable en el rendimiento que dichos bonos ofrecen en el mercado secundario. Mientras el bono con vencimiento 2018 ofrecía un rendimiento de 5.80% a final del 2012, el viernes pasado el rendimiento era de 3.75%, para una caída de 2.05%. El bono que vence en el 2021, que ofrecía un retorno anual de 7.66% a final del 2012, ahora ofrece 4.41%, para una caída de 3.25%. El bono que vence en el 2027 ofrecía un rendimiento a final del 2012 de 8.14% anual si alguien lo compraba en el mercado secundario. Ahora ofrece 6.17%, para una caída 1.97%.

Es cierto que el rendimiento de 4.49% en el bono dominicano que vence en el 2021 y que tiene una “vida promedio” de 7.29 años, es de los más altos entre los  latinoamericanos con vida promedio similar. Los bonos de Perú, Chile, México y Brasil ofrecían rendimientos entre 1.88% y 2.15% el pasado viernes en el mercado secundario.

La razón del por qué nosotros ofrecemos el doble del rendimiento que ofrecen esos gobiernos se debe a que nuestra deuda es calificada muy por debajo de la de esos países. Moody’s, por ejemplo, califica la deuda chilena nueve escalones por encima de la dominicana, la mexicana cinco y la brasileña y peruana cuatro. Por eso nosotros no podemos, todavía, colocar bonos al 2% anual.

La decisión tomada por la presente administración de reducir significativamente el déficit fiscal en el 2013 y eliminarlo en el 2016, crearía las condiciones para mejoras de nuestra calificación de riesgo, siempre y cuando el esfuerzo fiscal se traduzca en un aumento significativo de las reservas de divisas del sistema bancario consolidado.

A pesar de lo anterior, la realidad es que los niveles actuales de los rendimientos de los bonos dominicanos son los más bajos desde que el país incursionó en el mercado global en septiembre del 2001. La enorme liquidez que hay en los mercados globales, la aversión de los inversionistas financieros de seguir colocando recursos en bonos de gobiernos europeos, y la prudencia fiscal y madurez financiera exhibidas por Latinoamérica en los últimos años, explican en buena parte el porqué hoy podríamos colocar bonos soberanos a 10 años en la vecindad del 5%.

Ojalá que el Congreso dominicano apruebe el Proyecto cuánto antes, pues nadie sabe cómo reaccionarán los mercados con la batalla prevista entre republicanos y demócratas en los Estados Unidos, los primeros condicionando el aumento del tope de la deuda que necesitan los últimos, a la magnitud de recortes en el gasto que quieren los republicanos y rechazan los demócratas.

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