Déficits no detienen RD busque más libre comercio

Los tratados de libre comercio suscritos por la República Dominicana con Centroamérica y los Estados Unidos (DR-CAFTA) y el activo intercambio comercial que posee con la Comunidad Caribeña (CARICOM) no han resultado demasiado benefici

Los tratados de libre comercio suscritos por la República Dominicana con Centroamérica y los Estados Unidos (DR-CAFTA) y el activo intercambio comercial que posee con la Comunidad Caribeña (CARICOM) no han resultado demasiado beneficiosos para el país en términos comerciales, a pesar de lo cual el país no se amilana y continúa buscando nuevos mercados para insertarse.A pesar de los números en contra, los gobiernos dominicanos han continuado las negociaciones de nuevos tratados de libre comercio con otros países con los que tenemos un activo movimiento comercial, con la idea de encontrar más mercados para los productos dominicanos y poseer más acceso a las mercancías de más países.

Sin embargo, esta búsqueda de nuevas oportunidades de libre comercio ha encontrado oposición en importantes círculos económicos locales, los cuales entienden que el país no debe concertar más arreglos de libre comercio sin previamente fortalecer la industria nacional para insertarse en un ambiente de apertura internacional creciente, ya que se corre el riesgo de que la industria local acabe extinguiéndose ante el flujo masivo de productos importados.

La Asociación de Industriales de la República Dominicana (AIRD) llegó a predecir una posible “desindustrialización” del país si se continuaba avanzando por esa ruta, ya que entienden que es vital que la República Dominicana primero defina como va a volverse más competitiva.

En proceso

Los temores de los industriales no están mal fundamentados. Hasta el año 2008, fecha donde está actualizada la información por Industria y Comercio, República Dominicana arrastra un balance comercial negativo de 717 millones de dólares con México.

Con Canadá, en los años 2003 y 2004 el balance llegó a ser positivo para la República Dominicana, con superávits de 21 millones de dólares para el país.

A partir del 2005 y hasta el 2007 la pendiente no ha dejado de descender y para este último año citado, el déficit ya alcanzaba los 78 millones de dólares.

Los dos países antes citados están ambos en proceso de negociación de tratados de libre comercio con la República Dominicana, y con la clara tendencia negativa de ambos intercambios para el lado dominicano, difícilmente el país pueda revertir la tendencia.

Otro caso es el de Panamá, con el que cual el país tiene un acuerdo parcial de la década de los 80, aunque se tardó hasta el 2005 para definir la lista de productos que se librarían de aranceles.

Con todo, en los años 2005 y 2006, República Dominicana llevaba las de perder: 7 y 8 millones de dólares, respectivamente, fueron el saldo negativo en ambos casos. Solo en el 2007 el país tuvo saldo positivo, por apenas 2 millones de dólares.

En el caso de los Estados Unidos, el país acumula un balance negativo de 12,700 millones de dólares a octubre del 2011. De lado de Centroamérica, el número rojo asciende a 393 millones de dólares.

Con el CARICOM, una balanza comercial, también deficitaria, que ronda los 1,400 millones de dólares. Haití es el único país con quien la República Dominicana tiene un saldo comercial positivo, ya que el país exporta unos 1,000 millones de dólares hacia Haití, mientras que apenas importa unos 100 millones.

Todo esto sumado, deja al país con un saldo de 15,300 millones de dólares en números rojos, contra apenas unos 900 millones a favor, dados los casos de Panamá y Haití, lo que deja un saldo total negativo entre todos de aproximadamente 14,400 millones de dólares. Es urgente planificar nuestras negociaciones.

Urge estrategia coordinada

César Dargam, viceministro de Relaciones Exteriores para asuntos económicos y negociaciones comerciales, entiende que el país tiene un serio compromiso de competitividad compartido por el sector público y el sector privado:“El Estado está en la obligación de crear las condiciones para que la competitividad se produzca, pero también el sector privado no puede permanecer recostado, solamente seguro de la protección del Estado, sin hacer las inversiones o las adecuaciones para poder competir”.

“No se pueden seguir tomando acuerdos de oportunidad”, señaló.

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