El histórico parque Independencia de nuevo es objeto de atención. Y es que la plaza, a la cual le fue “lavada” recientemente La Puerta, vive amenazada. Por los pobres servicios de mantenimiento y por la permisividad de autoridades que toleran prácticas que tienden a deteriorar su entorno, como las paradas improvisadas de guagüeros y taxistas.
Y es que ese monumento de la República en el que se honra a los Padres de la Patria, que forma parte esencial de la memoria nacional y de las luchas por la libertad y la democracia, no se valora en la dimensión que requiere. Es sitio sagrado de la patria. Escenario de la rebeldía nacional. Símbolo de la Independencia.
Como parte de la ciudad antigua, es también destino para nacionales y extranjeros. Es fuente viva de la historia. Está justo en el borde de la ciudad, y el muro que fue fortín para su defensa es la mejor expresión de los vínculos con ese territorio que nos traslada a nuestro pasado. ¡Merece una más elevada calidad en la gestión!
Pero las autoridades toleran todo. Y todos nos acostumbramos a la cultura de la degradación de los espacios y especialmente de los públicos, a los cuales no se les guarda el debido respeto.
¿Cómo es posible que se permita una parada de guaguas prácticamente sobre la plaza? No puede ser. Lo comenta ahora la encargada del Programa Fomento al Turismo Zona Colonial, Maribel Villalona, y tiene razón.
Las paradas improvisadas en las calles que bordean el parque deben ser erradicadas, pero hay que hacerlo desde una perspectiva abarcadora, que implique una reformulación de los criterios, políticas y medidas con que se atiende el sitio.
Y viene necesariamente a cuento la verja que encierra el parque. elCaribe sirvió de plataforma recientemente para discutir la idea del regidor Kalil Michel en el sentido de que esa “cerca” es un despropósito, porque reduce su trascendencia y dignidad.
La mejoría del parque Independencia debe entrar en el programa de restauración y recuperación de la Zona Colonial. Esta es una buena oportunidad para hacerlo.
