Dos casos

La verdad es que hay que estar vivo para ver cosas como algunas de las que están ocurriendo en el país. Por ejemplo: El caso de los sádicos asesinatos de choferes de la región Este que eran lanzados en un pozo abandonado, vivos, maniatados y con&#8230

La verdad es que hay que estar vivo para ver cosas como algunas de las que están ocurriendo en el país. Por ejemplo: El caso de los sádicos asesinatos de choferes de la región Este que eran lanzados en un pozo abandonado, vivos, maniatados y con fundas plásticas cubriéndoles el rostro, donde encontraban la muerte; todo con la intención de despojarles de sus pertenencias y vehículos para negociar estos últimos del otro lado de la frontera con Haití, por Elías Piña. Otro caso es el criminal envenenamiento masivo de peces en un proyecto comunitario de La Bombita, en Barahona, con el que un grupo de mujeres campesinas organizadas se han incorporado a labores productivas, con el asesoramiento y apoyo financiero estatal. Estos son solo dos ejemplos de por dónde andan ciertos valores, si es que los hay, en sectores poblacionales carenciados, donde la delincuencia toma cuerpo cada día. Afortunadamente, las autoridades ya tienen esclarecidos casi totalmente los asesinatos de choferes del Este, aunque faltan algunas aristas para atrapar a todos los integrantes de la cadena. En el caso de La Bombita, la investigación es más extensa y amplia, con mayor participación de organismos dedicados a la lucha contra el crimen, con el agravante de que hay la firme sospecha de que el caso pudiera estar contaminado por la política, o más bien, por el afán de hacer daño a iniciativas productivas tan novedosas y valiosas como la de las mujeres de La Bombita tan solo porque son la evidencia de los resultados positivos que han brindado las visitas sorpresas del presidente Danilo Medina. Según me cuentan, hay algunos hilos de la madeja delictiva envuelta en esto que están siendo desenredados, y me dicen que “mucha gente se va a sorprender”, en la seguridad de que ese caso no se va a quedar impune. No es solamente por resarcir el esfuerzo y el trabajo de las mujeres laboriosas de La Bombita que este caso ha de ser esclarecido, sino para desagravio de una colectividad que, dando la espalda al tremendismo irracional, ha abrazado el trabajo para labrarse un mejor futuro. Que así sea…

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