Dosis diaria

Detenerse en cualquier esquina de la ciudad se ha convertido en uno de los tantos elementos que generan una alta dosis de estrés. Mirar a izquierda…

Detenerse en cualquier esquina de la ciudad se ha convertido en uno de los tantos elementos que generan una alta dosis de estrés. Mirar a izquierda y derecha,  es algo que todo conductor de vehículo de motor tiende a hacer inconscientemente a la espera de que le tiren un paño sucio y enjabonado, se te avalanchen dos o tres vendedores juntos, sumado a los mendigos, a veces con verdadero impedimento físico o fingiendo  tenerlo; situaciones que hay que manejar hasta en horas de la noche. Lo peor es la forma agresiva y de reclamo que te hacen estos individuos de todas las edades.

En el tramo de la Bolívar, entre Lincoln y Churchill, me detuve, más o menos a mitad del trayecto en vista de que había un pequeño tapón; al sentir un duro golpe en mi puerta, me asusto, y veo que era una enana que, dado su tamaño, no le veía pidiéndome, lo que la molestó y provocó que me diera varios puñetazos en el vehículo e insultos de toda índole. Volvió a cambiar la luz, salió corriendo a la esquina y, subiéndose a la acera y aprovechando más tiempo, continuó con sus insultos. Insólito, ¿no?

En otra ocasión, en la Churchill, una de mis amigas, al dos menores pedirle y ella señalar negativo con el dedo, de forma burlesca, se acostaron sobre el bonete de su carro y le sacaron la lengua. Es una grave provocación que genera, no solamente subir la adrenalina, sino rabiar y quién sabe cuántas cosas más.

De este tema he escuchado hacer llamados por diferentes medios, pero aparentemente no se han tomado las medidas de lugar. Problemas de esta índole parecen pequeños, pero en realidad son graves y nocivos a la salud mental y física de las personas, ya que cada día, sumado a las situaciones que vive sometido el individuo, hay que acarrear con una invasión permanente de personas que te agreden en las calles cada día; inclusive, dos o tres esquinas consecutivas tienes que pelear con este fenómeno.

Solucionar esto no implica gastos económicos, basta solamente con que las autoridades correspondientes asuman de manera inmediata la corrección de este mal, sin tener que natropellar ni dañar, con solamente ejercer la autoridad y así evitar, aunque no lo crean, graves problemas a nuestra salud física y mental.

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