Quienes ganan el salario mínimo sobreviven a base de «picoteos»

Adriana Perdomo trabaja como archivista en una institución del Gobierno. Su salario mensual equivale, más o menos, a lo que podría gastar un empresario en una cena de nivel medio con su pareja una noche en un restaurante de la capital.

Adriana Perdomo trabaja como archivista en una institución del Gobierno. Su salario mensual equivale, más o menos, a lo que podría gastar un empresario en una cena de nivel medio con su pareja una noche en un restaurante de la capital.

Adriana gana 9,850 pesos y cuando usted le pregunta cómo hace para que ese dinero le rinda, responde que sencillamente termina enredándose. Pero el salario de Adriana no es deprimido porque proviene del sector público, en el privado las cosas andan más o menos parecidas, cuando se miran las distintas escalas de sueldos mínimos vigentes y una discusión que no termina de cuajar frutos para alcanzar un incremento.

Hay una cita para el día 13 de mayo, donde se espera que el sector empresarial y el sindical se pongan de acuerdo, reunidos en el Comité Nacional de Salarios (CNS). Adriana tiene que tomar dos rutas de ida y vuelta cada día para llegar a su trabajo, lo que significa que, como cada ruta implica RD$25.00, entonces gasta RD$100 por día, equivalentes a RD$500 a la semana o RD$2,000 por mes, calculando que acude a su empleo 20 veces al mes. En el sector público solo se trabaja cinco días a la semana.

Pagar pasajes no es la única carga que tiene Adriana. De sus ingresos deben salir también el pago de una muy modesta casa y lo que le corresponde para la manutención de sus dos hijos. Y no debe olvidar que sus hijos deben ir a la escuela. Adriana es madre soltera, y para suerte de ella, al padre de sus hijos no ha sido necesario ponerle una pensión. “Él siempre se manifiesta”, indica.
Los sueldos “chiquitos” andan por todas las esquinas en República Dominicana.

Ponen a prueba cada día el ingenio de las personas para “buscársela” y rendir más el dinero. Es ahí donde llegan el “san”, la venta de dulces, el planchado y el lavado a domicilio, y otras muchas formas de ganarse mejor la vida. Esto no es un asunto exclusivo de las mujeres. Muchos rasos, cabos, sargentos y hasta oficiales de la Policía Nacional (PN) y las Fuerzas Armadas ejercen funciones de “seguridad” en tiendas, supermercados, farmacias, discotecas y otros establecimientos, en sus días libres o cuando terminan sus jornadas. Y otros hombres que no son ni militares ni policías también tienen que “hacer rejuego” para obtener ingresos extras y “cuadrar la manutención de la familia”. Un raso de la PN tiene un sueldo de RD$7,000, un cabo gana mensualmente RD$8,000, un sargento 9,000 y un segundo teniente 13,000, según datos de la institución, colgados en su página web.

La escala que rige desde 2013 para el sector privado no sectorizado es la siguiente: RD$11,292 mensuales para quienes laboran en empresas industriales, comerciales o de servicios, cuyas instalaciones o existencias, o el conjunto de ambos elementos, igualen o excedan la cifra de cuatro millones de pesos. Por otro lado, se paga RD$7,763 mensuales para los que prestan servicios en empresas industriales, comerciales o de servicios, que igualen o excedan los dos millones y no excedan los cuatro millones. Y RD$6,880 mensuales para los que prestan servicios en empresas industriales, comerciales y de servicios, cuyas instalaciones o existencias, no excedan de dos millones de pesos.

Los vigilantes de las empresas de guardianes privados tienen un salario de RD$9,526.00 mensuales, y los trabajadores del campo, ganan por una jornada de 10 horas diarias RD$234.00.

El presidente de la Confederación Nacional de la Unidad Sindical (CNUS), Rafael (Pepe) Abreu, critica la forma como se ha manejado el Gobierno frente a la inercia de los empresarios para subir los salarios y prolongar las discusiones. Pero desde otro lado se critica que el propio Gobierno no haya tomado la iniciativa de incrementar los salarios y, de paso, comienza dando el ejemplo para que el sector privado se motive también.

La ministra de Trabajo, Maritza Hernández, negó ayer que haya un tranque en las conversaciones que sostienen las centrales sindicales y los empresarios en busca del alza. La afirmación de la funcionaria entra en contradicción con una resolución del propio CNS, que tiene su sede en el Ministerio que ella dirige, que mandaba realizar una revisión en el año 2014, cosa que la fuerza del sector patronal impidió, según ha dicho varias veces Pepe Abreu. Este año se han producido tres reuniones entre las partes sin llegar a nada concreto. Incluso, en las tres las discusiones han sido cortas, porque la patronal en las dos primeras llegó sin propuestas y en la tercera planteó que “las discusiones deben sustentarse sobre la base de la categorización de las empresas”. Algo así como que una empresa de un tamaño no puede ser incluida en el mismo círculo de otras más pequeñas.

El sector sindical aspira a un incremento del 30%. “Nosotros esperamos que ya, en este mes, (cuando se produzca la cuarta reunión del Comité Nacional de Salarios) terminemos con el tema de esa primera tarifa, porque hay más de 14 tarifas adicionales del sectorizado”, dijo la ministra de Trabajo.

Y agregó que no se puede permitir que la vida social de República Dominicana esté vinculada a un solo tema, que puede ser dilucidado en poco tiempo. “Históricamente conseguir un pírrico aumento implica realizar hasta diez reuniones”, dice, de otro lado, Pepe Abreu.

“Presidente no ha dado ejemplo”

El economista Arismendi Díaz Santana, en una reflexión sobre el Primero de Mayo (Día Internacional del Trabajo) aseguró que “esa fecha dejó a los trabajadores públicos y privados con las manos vacías, sin los reajustes salariales que reclaman debido a la pérdida del poder adquisitivo, acentuando las desigualdades sociales, a pesar del crecimiento económico”.

En su “mensaje”, el economista y consultor en seguridad social dice que “la disputa salarial fue el tema más relevante en la celebración del Día de Trabajo”.

“A pesar de que el presidente Medina reconoció que nadie podría vivir con menos de 10,000 pesos, todavía su gobierno mantiene a las dos terceras partes (64.5%) de sus servidores con ingresos por debajo de este umbral. Con el agravante de que la mayoría apenas recibe un salario mínimo de 5,117, y unos 4,519 menos aún. Igual tratamiento padecen más del 95% de los pensionados del Estado. En la mayoría de los ayuntamientos los salarios y las pensiones presentan niveles aún más críticos. 

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