El eterno fantasma del fraude electoral

Durante mucho tiempo hemos escrito y publicado en la prensa diferentes artículos donde hemos señalado de manera clara, precisa, y categórica, que la República Dominicana amerita cambios urgentes en el liderazgo político emergente, porque una…

Durante mucho tiempo hemos escrito y publicado en la prensa diferentes artículos donde hemos señalado de manera clara, precisa, y categórica, que la República Dominicana amerita cambios urgentes en el liderazgo político emergente, porque una parte importante del nuevo liderazgo político que aspira a dirigir los destinos de nuestra sociedad no ha mostrado credenciales que certifiquen estar estructuralmente preparados para los retos de una sociedad que camina hacia la modernidad mientras muchos de sus líderes caminan hacia atrás.

De ahí que algunos políticos debían sentir vergüenza por las declaraciones recién emitidas por el presidente de la Junta Central Electoral, quien agobiado y saturado de las impertinencias de algunos políticos no preparados para perder elecciones, ha dicho, sin acudir a rodeos, que “le preocupa el hecho de que la sociedad va a un ritmo de desarrollo y de crecimiento que en todos los aspectos es mayor que el del liderazgo político”, porque “históricamente los partidos políticos consideran que aquel que gana es porque el pueblo votó por él, y que aquel que pierde es porque La Junta le hizo un fraude”, pues es verdad que aquí todo el que pierde unas elecciones alega fraude para justificar su derrota, no importa que sean presidenciales, municipales o gremiales.

Joaquín Balaguer gobernó durante tres períodos consecutivos desde 1966 hasta 1978, y en todas las elecciones fue acusado por sus opositores de hacer fraude electoral para ganar; luego volvió a ganar las elecciones de 1986, 1990 y 1994, y las acusaciones de fraudes siempre matizaron los debates post electorales, al extremo que las elecciones de 1994 terminaron en una aguda crisis política cuya única salida fue un acuerdo político para recortar el mandato a 2 años y convocar a nuevas elecciones en el año 1996, y esas elecciones fueron ganadas en segunda vuelta por el PLD gracias al apoyo de Joaquín Balaguer y del Partido Reformista Social Cristiano, triunfo que el PLD repitió con el mismo apoyo reformista en los años 2004, 2008 y 2012, confirmando que hay partidos que siempre buscan votos para ganar y hay otros partidos que siempre buscan excusas para perder.

El fantasma del fraude electoral siempre se asoma en el comando de campaña de todo partido político opositor que meses antes del proceso ya se sabe perdedor, especialmente cuando todas las encuestas de prestigio internacional le colocan en un lejano segundo lugar, momento a partir del cual se monta la campaña del supuesto fraude electoral, que según los eternos denunciantes siempre se lograba gracias al viejo sistema del conteo manual, y que esa amenaza se resolvía con un moderno sistema de conteo electrónico digital. Pero ahora, después de que los partidos habían dado su aprobación al sistema de conteo electrónico de la votación, la oposición argumenta que ese sistema electrónico es fácil de adulterar y que es preferible el viejo conteo manual que tanto llegaron a desacreditar, es decir, la oposición siempre plantea lo contrario de lo aprobado.

Lo increíble es que la oposición aparentemente no cuenta con un sistema de comunicación para ponerse previamente de acuerdo en sus argumentos de disertación, pues mientras todos los voceros dicen y escriben que ya el fraude está montado en el sistema de conteo mediante escaneo, el presidente del principal partido aliado acaba de anunciar que están creciendo un 1% diariamente y que habrá sorpresas que garantizan su triunfo en la primera vuelta, lo que ya ha sido asumido por el propio candidato de la coalición de oposición, quien luego de certificar durante meses que habría segunda vuelta de votación ahora acaba de sorprender a la nación diciendo que va a ganar en la primera vuelta, con lo cual desafía y descalifica a todas las encuestas.

Si un candidato, y su principal aliado, realmente creen que van a ganar en primera vuelta, cuál es el empeño impertinente de sus voceros y dirigentes de andar exhibiendo, para molestar, el fantasma del fraude electoral, al extremo de exasperar al presidente de la Junta Central Electoral, porque si un Partido, sabiendo que va a perder, desacredita con anticipación el sistema de conteo y transmisión, cómo sale luego el candidato ante el país declarándose ganador en primera vuelta, de una elección cuyos voceros calificaron de fraudulenta, siendo esa la razón por la cual el liderazgo político de esta nación cada día tiene menos credibilidad y menos aceptación.

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