Treinta años atrás nunca imaginé que llegaría a extrañar a Payo Ginebra, aunque nunca pensáramos igual. No lo extraño por su fidelidad a las premisas más ortodoxas de su Sistema, ni por su vehemente repudio a las prácticas del subdesarrollo. Lo extraño simplemente porque desde el CONEP tenía el valor de plantarle cara al Poder y decir “no” y, sobre todo, por su apasionado reclamo a los de su clase para que asumieran con verdadera seriedad sus responsabilidades ante este país (su país) y el futuro.
Extraño a Don Payo
Treinta años atrás nunca imaginé que llegaría a extrañar a Payo Ginebra, aunque nunca pensáramos igual.…