Y a la final van…

Alemania, Brasil, Argentina y Holanda: veintiún finales de Mundial y diez títulos entre los cuatro. El cuadro final ya está definido y a la escena saltan cuatro viejos rockeros del fútbol internacional, cada uno de ellos rodeado por historias…

Alemania, Brasil, Argentina y Holanda: veintiún finales de Mundial y diez títulos entre los cuatro. El cuadro final ya está definido y a la escena saltan cuatro viejos rockeros del fútbol internacional, cada uno de ellos rodeado por historias y narrativas diferentes. Nos espera un par de semifinales de una jerarquía innegable y, para esperarlas de mejor manera, sirve analizar un poco como viene siendo el Mundial de cada una de las selecciones todavía en competición.
Alemania vs. Brasil hoy 4:00 p.m.

La selección brasileña llega a las semifinales después de vencer a la Colombia de James Rodríguez en un partido de ensueño para Scolari. No porque haya sido un partido particularmente brillante por parte de los verdeamarillos, más bien porque es de esos partidos que, a esta selección de Felipao, le permiten explotar sus mejores características: juego brusco, calidad de sus centrales y presión psicológica y emocional. Los dos goles de Brasil llegaron por acciones puntuales y en momentos clave. Aquel error defensivo al minuto siete significaba un gol tempranero que permitiría a Brasil enfocarse en defender con atención y medir sus ataques a la contra, siempre confiando en la seguridad que brindan Thiago Silva, un defensor de época, y David Luiz, un defensor un tanto estrambótico, que sin embargo, junto al primero, conforma una dupla de primerísimo nivel.

Este pequeño recuento de lo pasado en cuartos es la mejor manera de transmitir las ideas de esta selección de Brasil. Si anteriormente se habló de su falta de juego en salida y su poca capacidad de creación y de finura en la parte final, quizás se pasó resaltar un poco su fortaleza en la llamada primera línea.

Pasados los cuartos de final y tras ver cómo manejaron los tiempos y controlaron la presión contra Colombia, es válido empezar a tener un punto de inflexión con relación a la manera en que la presión de la localía los define: contra Los Cafeteros no se vio una Brasil devorada por la presión, como lo estuvieron por momentos contra Chile, al contrario, se vio un equipo que, sabiéndose con ventaja, nunca temió ni dudó en sus cálculos, haciendo sus sumas y sus restas inteligentemente para pasar sin sobrarles demasiado.

El regreso de Luiz Gustavo al equipo significa la recuperación de un baluarte del mediocampo, pero de cara al enfrentamiento contra Alemania, Brasil llega con dos bajas extremadamente sensibles: Neymar, fuera de la Copa por lesión en su columna, y Thiago Silva, el anteriormente mencionado caudillo de la zaga brasilera que se lo perderá por acumulación de tarjetas amarillas. A esto se le suma la duda del reemplazo inmediato del 10 brasilero, Willian Carvalho, que salió con dolencias de una de las sesiones de entrenamiento. Estas bajas podrían resultar muy influyentes, no sólo por lo que hemos dicho arriba sobre Silva, también porque Neymar ha sido la única constante positiva en el ataque de Brasil desde que empezó el torneo.

Alemania llega tras un encuentro entre gigantes europeos un poco desabrido. A los teutones les bastó con lo justo para vencer a Francia en un partido marcado, al igual que el Colombia-Brasil, por un gol tempranero.

Si de algo sirvió este último partido fue para ver a una Alemania que se dejó de experimentos, devolviendo el dirigente Lowe el lugar de los interiores a Khedira y Ozil al mismo tiempo que regresaba a Lahm al carril derecho. Este planteamiento tan ‘de regreso a lo básico’ se vio coronado con la titularidad de un clásico mundialista como el gigante Miroslav Klose en la punta y con la vuelta de Thomas Muller a la banda derecha.

Por los nombres que figuran en la cancha, es inevitable pensar que Alemania debería estar jugando mejor. Y aún así, más allá del cuestionable estado de forma de Ozil y Schweinsteiger, no se puede negar que los alemanes exhiben un control notable de los tiempos dentro del campo de juego. Es una cosa súper sospechosa, casi como si bajaran el ritmo hasta habituarse precisamente a lo que está jugando el contrario. Ese control se lo deben en gran parte a Kroos, un futbolista que logró aguantar notablemente el empuje del mediocampo francés para servir siempre de válvula de escape a su equipo con el toque correcto bajo presión. La verdad es que a veces no se puede comprobar si están ahorrando esfuerzos para lo que viene o si de verdad es este el tope de su juego.

Alemania entra al partido siendo la hipotética favorita: sus figuras todas en salud y su efectividad y solidez a la vista tras el partido contra Francia. Brasil, sin Neymar y sin Silva, tendrá que esforzarse por realizar un partido sin fallos y esperar un poco de esa suerte de campeón que a veces sonríe a los afortunados y que llega más fácil cuando se juega de local. Aún así, hay que recordar algo importante: Brasil es Brasil.

Holanda-Argentina

A veces hay datos que se pierden en el halo de grandeza que desprenden ciertas camisetas, en el caso de la Argentina, por ejemplo, se pierde este: 24 años, amigos. 24 largos años han tenido que esperar los sudamericanos para volver a semis. La de mañana será la primera vez que vuelven desde los tiempos de Diego Maradona.

Para Argentina, pasar de cuartos de final representa una presión aliviada que seguramente podrá sentirse en la manera en que el equipo afrontará esta semifinal, y decir que vienen en subida es una verdad.

Para el partido anterior ante Bélgica, se señalaba a Biglia como una de las opciones primarias como recambio de Gago, aunque se podía subestimar lo positivo que podría ser el cambio para el juego de una selección de Argentina que necesitaba un poco más de presencia en el medio campo.

Una de las mejores noticias del Argentina-Bélgica fue precisamente ver al rubio de la Lazio al lado de Mascherano formando un doble 5 (alineación con dos mediocampistas defensivos) que brilló por su eficacia y que agregó serenidad a un juego argentino que, como el de Alemania, resulta comedido e inteligente.
El éxito del doble 5 en el medio es casi tan buena noticia para los albicelestes como el partidazo que se marcó Gonzalo ‘Pipa’ Higuaín.

El Pipa venía haciendo unos juegos que dejaban bastante que desear, y con Agüero lesionado y Gago insolvente, el peso ofensivo del equipo venía quedando casi exclusivamente en manos de Leo Messi, Angel Di María y alguna que otra internada de Marcos Rojo.

Contra Bélgica, Higuaín terminó siendo el Jugador Más Valioso del partido y fue protagonista no solo con su gol, sino también con sus desmarques y movimientos al espacio. Influye el hecho de que el conjunto de Bélgica le dio a Argentina más espacios que sus rivales anteriores, espacios que, dependiendo de la formación que disponga Van Gaal (433 o 532), encontrarán en igual o menor medida contra Holanda.

Los neerlandeses vienen de ganarle a Costa Rica en un partido histórico marcado nuevamente por la genialidad del bueno de Louis Van Gaal: cambio de portero para la tanda de penaltis como golpe psicológico al equipo contrario.
El cambio no dejó a nadie sorprendido y funcionó, provocando el empujoncito final hacia la eliminación para una Costa Rica memorable. Otra mención especial merece la actuación de Sneijder en el mediocampo holandés.

El tulipán llega fino y eso significa que dejar espacios en el medio será letal para la Argentina: el doble 5 tendrá su labor clara. También preocupa la lentitud de los que se intuyen centrales titulares: Garay y Demichelis. El segundo más que el primero, aunque tenga liderazgo, experiencia y calidad, es un verdadero camión. La rapidez de Arjen Robben exigirá una concentración del ciento por ciento en la lectura del partido para cortar bien los balones y ganar posiciones no por físico, sino por inteligencia.

Ambos equipos recuperarán efectivos para la semifinal: Holanda a Nigel de Jong, que llegará recuperado de su lesión, y Argentina a Marcos Rojo, carrilero izquierdo de muy buen hacer en este Mundial. El duelo, pautado para mañana a las cuatro de la tarde, se percibe igualado y ambos llegan con sus máximas estrellas-Robben y Messi-en una forma dulce.

El primero nunca deja de verse peligroso y el segundo no ha dejado pasar ni un partido sin darnos, por lo menos, un toque exquisito en forma de gol, asistencia o simplemente inteligencia futbolística. Ante las fuertes marcas que anda recibiendo en el torneo, se le ve cada vez más acostumbrado a su labor como imán de hombres, cubriendo la pelota, dándole la vuelta y halando el máximo número de contrarios posible para abrirle espacios a sus compañeros. La jugada del gol de Pipa contra Bélgica es claro ejemplo.

Estadística importante: Argentina nunca ha fallado en semifinales. Con está son cinco las veces que se ha visto en esta ronda y, las cuatro pasadas, pasaron a la final.

De esas cuatro finales que jugó, dos veces la ganó (1978 y 1986) y dos más la perdió (1930 y 1990). Habrá que ver si Louis y los suyos tiene algo que decir sobre esos números.

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