Frágiles

La naturaleza  es el principal testigo de la realidad y existencia de su Creador que, dada la magnitud de la misma, muestra su grandeza, poder, sabiduría y perfección. Respeto a aquellos que niegan o dudan la existencia de Dios, pero basta ver…

La naturaleza  es el principal testigo de la realidad y existencia de su Creador que, dada la magnitud de la misma, muestra su grandeza, poder, sabiduría y perfección. Respeto a aquellos que niegan o dudan la existencia de Dios, pero basta ver la forma en que fue orquestada la misma para saber que su creación no pudo ser jamás hecha por mano de hombre. Esta misma naturaleza pareciere que tiene momentos que gime de dolor o se resiste a ver cómo los seres humanos han ido dañando y destruyendo ríos, valles, montañas como si no entendieran el respeto y el amor con el cual se debe tratar la misma.

Cuando oímos y vemos la ocurrencia de fenómenos catastróficos naturales, tales como maremotos, terremotos, ciclones, etc., nos detenemos a pensar cómo hasta ahora, aún con los grandes adelantos científicos y todo lo que pueda haber logrado la NASA, por ejemplo, hasta de ir a la luna, no se han podido detener los mismos. Como cada año, nuestro país se ve amenazado por la ocurrencia de ciclones, tormentas, las cuales han traído grandes pérdidas humanas y económicas para todos. Esto me trae a reflexión acerca de la fragilidad e impotencia que tenemos nosotros en esta tierra ante tantas cosas que no podemos evitar, frenar y, aunque se pueden predecir los eventos de este tipo, dada la soberanía de la naturaleza misma, estos pueden cambiar o no su curso o trayectoria a seguir.

Aún con todo esto, me apena ver cómo abundan personas que parece se olvidan en su día a día que somos simples mortales, que el poder, conocimiento y fama no nos sirven ante los acontecimientos de la vida. Y, esa soberanía que exhiben, solo les sirven a ellos mismos para dañarles. Asumir posturas arrogantes, desafiantes y creer que tener determinadas posiciones da permiso de pisotear o denigrar a otros, es algo muy penoso.

Espero que las escenas transmitidas por nuestros medios de comunicación, de hermanos nuestros, dominicanos todos, viéndose obligados a salir con sus hijos, a veces en brazos, buscando un lugar dónde poder refugiarse, nos comprometan a bajar del pedestal y unir esfuerzos juntos con nuestras autoridades, a las cuales se les dejan todas la responsabilidades, y empezar a ubicar con qué podemos colaborar.

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