Laboratorio de la DGA: una pared para detener el engaño

El Laboratorio Científico que tiene la Dirección General de Aduanas (DGA) constituye una especie de pared de protección a la que pasarle una cosa por otra no resulta una tarea fácil.

El Laboratorio Científico que tiene la Dirección General de Aduanas (DGA) constituye una especie de pared de protección a la que pasarle una cosa por otra no resulta una tarea fácil.Equipado con tecnología de la que llaman “de punta” o “de última generación”, el laboratorio está en capacidad de demostrar, sin espacio para la duda, si el combustible que usted está reportando y vendiendo es regular y no premium
-como quiere hacerle creer al público-; si la tela que trajo al país desde el extranjero es de una categoría inferior a la que usted dijo, para pagar menos por ella, o si con el fin de engañar al fisco con unos cuantos millones declaró la medicina importada como poseedora de un contenido menor al que tiene.

En fin, el centro está equipado con los más altos estándares, a la altura de las exigencias internacionales de estos tiempos, donde los intentos por colocarse del lado del fraude y la evasión están por todos lados. Uno de los equipos con que cuenta el laboratorio se denomina ICP Masa, que usa la idea de los átomos y la carga. La identificación de los productos la hace como si se tratase de una huella digital. Usa un campo electromagnético que por la masa y la carga separa los átomos en diferentes ángulos y ese ángulo de separación es lo que permite identificar de qué átomo se trata.

En términos concretos, en el citado lugar se analizan al mismo tiempo 90 elementos de la tabla periódica y con gráfico muestra la cantidad que tiene de un determinado elemento, cualquiera de las sustancias cuando se verifican.

De acuerdo a explicaciones ofrecidas por Arismendi Gómez Pérez, director del laboratorio, en el ICP Masa se controla todo lo que es trazas y ultra trazas y eso puede estar presente en alimentos, en fármacos, en agua, en el aire, en el suelo y en follaje, sin importar el origen de la matriz. Concretamente, toda muestra que analiza la DGA inicialmente es llevada a la parte líquida, no importa que se trate de un pedazo de piedra o metal, por ejemplo. Todo se diluye.

Es decir, que en una muestra sólida se puede encontrar átomos de hierro, de oro, de plata o de lo que haya en ella, en definitiva. En el caso, por ejemplo del oro que se exporta, se toma una muestra de cada lingote y eso se analiza. Cuando los productos son para el consumo humano, en este caso, especialmente los que vienen del exterior (los importados) se analizan con rigurosidad.

“Como Aduanas, y como organismo del Estado, estamos en la obligación de proteger lo que nosotros mismos nos vamos a comer”, dice Gómez Pérez, cuando se le pregunta sobre el tema, mientras el director general de Aduanas, Fernando Fernández, su superior, lo mira atentamente y asintiendo.

Los dos, junto a otros funcionarios de la DGA, habían recibido minutos antes en la recepción del laboratorio a un equipo de elCaribe, encabezado por su director, Osvaldo Santana, para mostrarle con “lujo de detalles”, cómo está estructurado el moderno centro y cómo funciona. El laboratorio está situado en la avenida Carlos Sánchez y Sánchez, esquina Lope de Vega, de la capital.

El director de Aduanas explica que “suponiendo que un medicamento ha sido declarado como tal y -por consiguiente- paga un determinado arancel, tenemos que ver que ese medicamento no tiene una calidad que implica un pago mayor y se está declarando como uno que paga menos”.

Lo que quiere decir Fernández es que la DGA también está obligada a realizar las verificaciones por una cuestión de tipo fiscal (de pago de impuestos) para evitar los fraudes. Y esos fraudes pueden venir hasta en la tela. “Usted me declara algodón, pero resulta que es casimir (…). Este equipo tiene una particularidad, y es que la sensibilidad que tiene es tan alta que en veinte o treinta años lo tendremos ahí. No hay forma de que él no te diga lo que hay ahí, en eso que se analiza”, dice el funcionario principal de la DGA.

Son equipos de última generación, esos que tiene el laboratorio, del año 2015, listos incluso para apoyar a otras instituciones del Estado que lo requieran.

Ofrecidas esas explicaciones, el director de Aduanas, y el staff que le acompaña muestran otros equipos, incluidos unos más pequeños, pero igual de eficientes en las funciones que realizan. Una parte de ellos (hay uno que cuesta US$800 mil, otro que cuesta US$590 mil y diversos más que existen) evita, por ejemplo, que medicamentos que son vendidos a los humanos puedan irse al mercado con contenido de metales que se acumula en el cuerpo y perjudican enormemente la salud de las personas.

“Los laboratorios de prácticamente el mundo entero tienen un espacio desde 2015 hasta 2018 para tener un equipo de esta naturaleza”, advierte Arismendi Gómez Pérez, cuando presenta uno de los aparatos situados en una sala nombrada en la puerta como “ICP-OES”.

Uno de los equipos del laboratorio de la DGA (dentro del área denominada HDL C-TOF, cromatografía líquida) puede trabajar la parte orgánica. Es decir, que puede identificar y cuantificar todo lo que es medicamento, droga y otros contenidos. Hacer eso en el pasado llevaba semanas.

Se puede determinar, por ejemplo, el contenido de pesticida que tiene un tomate cuando se analiza. El análisis de ese rubro puede hacerse de varias formas, y una de ellas es llevándolo a la fase líquida. El software del equipo se encarga de dar un resultado.

Las explicaciones ofrecidas por el director del laboratorio dejan claro que si antes de exportar productos agrícolas, los exportadores se sirven del servicio de la institución, podría evitarse la devolución que se da cuando el rubro llega a los puertos extranjeros, y se determina que contiene sustancias que superan los límites permitidos en esas naciones.

En República Dominicana se tiene la costumbre de ver todo lo “importado” como lo mejor; incluso, el término “importado” es ofertado por muchos negocios como si se tratara de “la mejor marca”. “Esto es de afuera, esto es importado”, suele decir la gente. Sin embargo, el experto Arismendi Gómez Pérez prefiere que todo se analice porque “uno no sabe lo que viene de allá”. Arismendi no es un improvisado en el tema: tiene una maestría en Química Ambiental y una maestría en Análisis Instrumental, ambas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

El laboratorio de Aduanas tiene registrados en los softwares con que se maneja una serie de sustancias, de suerte que cuando analizan productos de consumo que contienen esas sustancias, los aparatos la detecten al instante.

“Eso es para que nadie diga por ahí que de Aduanas salen resultados de gente hablando disparates. Lo que sale de aquí nosotros estamos dispuestos a ir a los arbitrajes internacionales, sin ningún problema. Usted si quiere no me diga lo que trajo para que investiguemos de qué se trata. Usted solo tráigalo que cuando lo colocamos en los aparatos sale la huella digital de cada sustancia o el ADN del producto”, asegura con firmeza el director del laboratorio. “Y el producto tiene algo adicional, te va a decir de qué se trata, dónde fue patentado, qué laboratorio hizo el producto, en qué fecha salió y para qué se usa”, agregó a la conversación el director Fernando Fernández.

El laboratorio tiene también generador de nitrógeno, para usar el que se requiere en ese establecimiento para operación de equipos, sin tener que comprarlo a nadie. Para verificar las telas, y que no se cuele “gato por liebre”, la DGA tiene también un microscopio infrarrojo acoplado a espectrofotómetro, que permite identificar polímeros, polvos, tejidos y falsificaciones. También otros renglones distintos, incluyendo papeletas de dinero (con el fin de ver si son falsas).

Genera hidrógeno que se necesita

En el Laboratorio Científico de la DGA se analizan en un cromatógrafo de gas productos como medicamentos, alcoholes y lácteos, entre otros, siempre que sean orgánicos. En esa parte hay un generador de hidrógeno y se produce agua, grado A1.

El laboratorio está dirigido básicamente hacia tres direcciones: apoyo tecnológico y científico al comercio nacional e internacional; la empresa privada y a la protección de los consumidores dominicanos y a las investigaciones académicas de las universidades del país.

El laboratorio le permite a Aduanas contar con un aliado eficaz en el combate al fraude, la evasión fiscal y una aplicación con mayor rigurosidad de controles que pongan fin a la incertidumbre y a la arbitrariedad. En el laboratorio se llevan a cabo investigaciones biológicas, especialmente en biología molecular, microbiología y servicios de preparación de muestras.

Se evita contaminación adentro y afuera del lugar

El laboratorio que tiene la DGA está ubicado en un espacio (almacén) que la institución tiene y habilitó para eso. En el lugar ningún espacio sobra ni ningún espacio se desperdicia. Ni siquiera una balanza del año 1928, que permanece como el primer día, que está ubicada en el área de la recepción y que Fernando Fernández muestra con orgullo, cuando el objeto llamó la atención de los presentes. El laboratorio tiene una cocina, baño y un área especial por si uno de los especialistas del laboratorio en algún momento sufre un percance (cosa que no ha ocurrido) y se contamina. “La idea es que el empleado se pueda bañar, descontaminar y cambiarse la ropa aquí para que no lleve contaminación a su casa”, dice.

La inauguración de la obra se le anota a Medina

El Laboratorio Científico fue inaugurado el 17 de febrero de 2015 por el presidente Danilo Medina y ese día se informó que en él serán realizados análisis físicos y químicos de los productos que entran o salen del país. “El objetivo esencial del laboratorio es atender las necesidades de esa institución en áreas técnicas y de controles”, dijo la DGA para entonces.

Mientras que Fernando Fernández aprovechó la ocasión para asegurar que “esto supone un salto en el proceso de modernización del servicio que habrá de impactar en la lucha contra los ilícitos asociados a la cadena logística de suministro”.

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