Pina Toribio:“Me adapto a los cambios, pero me mantengo anclado a los principios”

El doctor César Pina Toribio, consultor jurídico del Poder Ejecutivo, es un hombre terriblemente encantador.  Elocuente y formal.…

El doctor César Pina Toribio, consultor jurídico del Poder Ejecutivo, es un hombre terriblemente encantador.  Elocuente y formal. De un trato exquisito. Sabe hacer sentir muy bien a su interlocutor. Sumamente familiar, enamoradísimo, como el que más, de su compañera, María Villa, bioanalista de profesión, con quien lleva poco menos de 40 años casado y ha procreado sus dos hijas: Thalía y Marianela. Orgullosísimo abuelo de dos nietas y un nieto en camino.

Un coleccionador y amante de la música popular, fundamentalmente latinoamericana. Con sus más íntimos suele intercambiar temas musicales. Su hobby predilecto. No es amigo de hacer ejercicios. No practica ningún deporte, sin embargo, es disciplinado y esa disciplina lo ayudó a perder peso lo que le favorece no solo a su apariencia física, sino también a su estado de salud.
Es un hombre a la altura del I Pod y aunque se adapta a los cambios, “me mantengo anclado a los principios”.

Atesora verdaderos momentos inolvidables, que van desde el día en que falleció su madre hasta el nacimiento de sus hijas, pasando por su graduación de abogado matizada por el secuestro del agregado aéreo de la Embajada de Estados Unidos en el país, a la sazón, Donald Crowley.

A Leonel Fernández lo define como una persona excepcional, con las condiciones de intelectual y de estadista, de político preocupado por el destino del país, y “todo eso dentro de una gran calidad humana manifestada por su sentido de comprensión, su vocación para el diálogo y para la búsqueda de la solución consensuada. Sumamente sencillo, afable, caluroso en el afecto y permanentemente dedicado a algo que signifique renovar, cambiar, que signifique superar”.

Del presidente Danilo Medina dice que tiene una gran sensibilidad humana y social y le parece “el sucesor justo y adecuado del Presidente Fernández”, a quien le agradece la confianza de permitirle permanecer dentro de su equipo de gobierno.

1. Muerte inesperada de mi madre
Para mí, el momento más importante y de un recuerdo permanente, lo constituye la muerte de mi madre cuando apenas tenía 47 años, en medio de una enfermedad que no se suponía ese riesgo. Yo tenía 29 años. Llevaba unos siete en el ejercicio de la profesión. Mi sueño era que mi mamá viera el desarrollo que posteriormente pude tener y con el cual ella contribuyó tanto. Ese momento lo recuerdo todos los días, ya no con pena, obviamente, pero sí como una renovación del compromiso con las cosas que ella me enseñó y los valores que me inculcó. Lo que fundamentalmente más recuerdo de ella y lo que dejó sembrado en mí fue la vocación de servir, la honestidad. La confianza en mí mismo y un gran espíritu de libertad.

2. Nacimiento de mis dos hijas
Thalía y Marianela son mis dos hijas. Con el permiso de ellas, la primera tiene 34 y la segunda 25 años. Supongo que para todo el mundo el nacimiento de un hijo es un momento inolvidable y en mi caso fueron de manera especial, porque marcaron nuevas etapas en mi vida, nuevos compromisos y un sentido de realización humana que siempre es necesario.

3. Nacimiento de mis dos nietas
El nacimiento de mis dos nietas es otro momento que atesoro de manera especial. Aunque nacieron y viven en un país bastante lejano (Suecia) estamos permanentemente comunicados gracias a los avances de la tecnología y también a que los padres vienen casi siempre un par de veces al año y nosotros vamos en algún momento. La distancia, por suerte, no ha surtido ningún efecto. Esas dos nietas son fruto de Thalia, la mayor de mis hijas. Casada con un sueco, a quien conoció en Barcelona cuando ambos finalizaban un post-grado. 

4. El anuncio de mi próximo nieto
Otro momento que destaco es el anuncio de mi próximo nieto, que tiene un significado muy especial. Mi familia, con excepción mía, estaba compuesta por mujeres. Él viene a ser el primer varón después de mí, esperamos con mucha felicidad ese regalo de la vida. Es fruto de mi hija Marianela, la que vive aquí, a quien no le he permitido que viaje a ningún lugar para que no se me quede.

5. Momentos de estudiante
Hice todos mis estudios en la educación pública. No era un estudiante muy dedicado, no me preocupaba por las buenas notas, más me interesaba la búsqueda de la cultura en general. Desde muy joven me hice asiduo a la lectura. Era un lector voraz hasta que los tiempos me lo permitieron. Leía de todo, historia, historia política, literatura narrativa, poesía, etcétera. Era también como un signo de la época. Yo tenía 14 años a la muerte de Trujillo y ahí se inició un proceso de apertura en todos los sentidos, que correspondía muy bien a esa edad nuestra, y ahí las inquietudes de carácter cultural, social y políticas fueron las predominantes.

6. Graduación de abogado
Aparte del gran sueño que era obtener el título de abogado, que fue una carrera que estudié con mucha pasión y con mucho interés y que sigo apreciando mucho, debo decir que nuestra graduación se dio al día siguiente del secuestro del agregado aéreo de la Embajada de los Estados Unidos en el país. En ese entonces, Donald Crowley. Se pedía que se liberaran unos presos políticos a cambio de su entrega.

Para tales fines se había acordado que el rector de la universidad, que lo era entonces, el doctor Rafael Kasse Acta, coordinara y presidiera la comisión que recibiría a los presos políticos y debía recibirlos ese día en que se celebraba la investidura, la que se hizo en los salones de la Rectoría. La universidad estaba totalmente cercada, con helicópteros sobrevolando y, obviamente, fue una ceremonia bastante breve porque de ahí el rector debía salir al parque Duarte a recibir los presos, pero, total, no se dio. A la tensión que hubo en el país ese día se le agregó el hecho de que se esperaba que el presidente Balaguer decidiera si optaría o no por la reelección y aquello había generado una gran expectativa.

Al final de esa noche dio un mensaje al país declarando que aceptaba la reelección. De eso quiero destacar al rector, doctor Kasse Acta, y al decano de la facultad en ese entonces, el doctor José Joaquín Bidó Medina, dos personalidades a las que luego admiré muchísimo y por las que tengo un gran cariño y un gran respeto.

7. Profesor en la UASD
Este fue un momento para mí muy importante.  Mientras cursaba la carrera de Derecho le tomé gran amor a la docencia universitaria y me dispuse a optar, tan pronto tuviera la oportunidad, obviamente en la universidad que me formó: la UASD. A esa universidad le dediqué cerca de 20 años, tanto en la docencia como participando en diversas funciones académicas y como director, en un período, en el departamento de Derecho. Me dio la condición de profesor que también ejercí en la Universidad Iberoamericana.

8. Al Comité Político del PLD
Yo decidí entrar a la militancia política a la edad de 40 años y , obviamente, lo hice por el Partido de la Liberación Dominicana. Me sorprendió cómo resulté electo miembro del Comité Central sin hacer ningún tipo de promoción, y sin hablar con nadie, y fui escogido en la primera ronda del congreso del partido. De igual manera, en el 2001, fui escogido miembro del Comité Político, dos momentos importantes para quien, como yo, ingresó a la actividad partidaria sin propósito de hacer carrera política y venir a darme cuenta que por reconocimiento de los compañeros del partido ya estaba colocado como un dirigente político del primer rango. Momentos que recuerdo con mucha satisfacción.

9. Estudiantes de antes y de ahora
En mi época había en casi todos los estudiantes un propósito más firme y más claro de superación personal por la vía del conocimiento. Pienso que la masificación de los estudios universitarios y toda la transformación de la vida social dominicana, le ha ido dando por lo menos ese sentimiento así, como de carácter casi espiritual de lo que significa aprender una carrera. De todos modos es muy difícil hacer juicio y comparaciones porque las circunstancias son muy diferentes.

10. Su padre: César Pina Acevedo
Obviamente un hombre con las condiciones de mi padre le resulta admirable a cualquiera y tiene facetas múltiples que lo han hecho una personalidad. En mi caso, ha tenido una influencia grandísima, sobre todo, en mi formación profesional, en los primeros pasos que di a su lado en el bufete de abogados.

Me brindó mucha confianza y eso permitió superarme más, pero debo decir que es una personalidad deslumbrante. Nunca me hice el propósito de competir con él, de ser igual que él, no es posible, pero la vida me ha dado la gran satisfacción de estar siempre acompañado por él, aún en estos momentos en los que ya no estoy en la actividad profesional privada. Se disminuye el tiempo de estar con él.

Anuncio del presidente electo (1996)

El 14 de agosto de 1996 recibí una llamada en el celular del presidente electo para que fuera a verlo. Yo me dirigía a un encuentro entre amigos y, obviamente, me desvié. El presidente Fernández tenía el propósito de designarme consultor jurídico del Poder Ejecutivo,  esa era la única función pública que yo había pensando y que no se lo había dicho a nadie.

Inmediatamente el presidente  Fernández me participó su propósito, me entregó un dossier con las primeras designaciones que se iban a hacer, para que yo preparara  los decretos. Como yo iba a ese encuentro entre amigos, que se había organizado por mí, y sabía que de lo único que se hablaba en el país era de quienes sonaban para los cargos, yo no leí el dossier. Lo puse en el baúl de mi vehículo. Algunos de mis amigos tenían la preocupación de que a mí no se me mencionaba para ningún cargo, y yo entonces me reía por dentro diciendo: si ellos supieran que en el baúl de mi carro está la respuesta a todas esas preguntas.

Al otro día los llamé y les dije que yo sería designado Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo y que mientras ellos tertuliaban sobre el tema yo tenía toda la información en mi carro.

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